Rafael Leonidas Trujillo cayó bajo las balas en una emboscada que lo sorprendió en medio de una carretera un 30 de mayo de 1961.
El dictador dominicano que gobernó su país desde 1930 fue asesinado a tiros por siete personas que iban en un automóvil y lo atacaron a las 10 de la noche cuando se dirigía hacia ciudad Trujillo (hoy Santo Domingo) desde su residencia ubicada en San Cristóbal.
Gobernó durante 30 años imponiendo su autoridad mediante torturas y desapariciones, incluyendo la muerte de 50.000 personas.
Joaquín Balaguer, que asumió la presidencia, expidió una proclama confirmando a sus ciudadanos la muerte del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo.
Trujillo nació 1891 y creció en tiempos complicados, llegando a formar parte de algunas pandillas de delincuentes, por lo que estuvo preso. Ya en libertad se integró a la Guardia Nacional. Escaló hasta capitán haciendo valer sus malas artes.
Continuó su ascenso imparable hasta jefe de Estado Mayor de la Guardia Nacional. Allí le picó el bicho de la política. Participó en una rebelión contra el presidente Horacio Vásquez y capturó el poder definitivamente en 1930.
Implantó la “mano dura” y envió a sus opositores a las mazmorras. Aunque es verdad que la salud económica del país mejoró, pero eso fue básicamente por la inyección de capitales norteamericanos.
Alcanzó una paz frágil con Haití, su vecino fronterizo en la isla. Pero la migración haitiana siempre fue un problema para él. Los haitianos trabajaban por un sueldo menor en territorio dominicano, creando recelo entre los locales y sus autoridades.
Sin ningún escrúpulo ordenó una matanza sistemática de haitianos. Se le llamó la Masacre de Perejil, donde sucumbieron unos 25.000 haitianos. Cuando no pudo ser presidente, consiguió títeres que lo suplieran temporalmente en el cargo.
En 1952 fue su hermano quien llegó a la presidencia. Aunque él gobernaba desde la sombra. Durante la Segunda Guerra Mundial apoyó a los aliados por su posición genuflexa ante Estados Unidos. También simpatizó con Francisco Franco. Incluso visitó España en 1954.
Impuso la represión a políticos, periodistas y dirigentes gremiales. Estados Unidos fue restándole apoyo muy disimuladamente. Washington concluyó que una dictadura como la Trujillo propiciaría una revolución socialista como la de Fidel Castro en Cuba.
La emboscada fue planificada y ejecutada por un grupo de hombres que presuntamente utilizaron armas entregadas por la CIA. Lo acribillaron con más de sesenta balazos. Por un momento quiso huir, pero fue ultimado por Antonio Imbert Barrera.