Cada 12 de abril, la Asociación de Familias de Niños con Prótesis (AFANIP) celebra el Día Internacional de las Personas con Extremidades Diferentes, una ocasión ideal para festejar lo que nos hace comunes a todas las personas: nuestras diferencias. Por ello, en Bienestar El Comercio, felicitamos esta iniciativa, la cual nace para visibilizar a las personas que, desde el nacimiento o por algún accidente, sufren de esta condición y, de esta manera, luchar por la igualdad.
En esta ocasión, queremos resaltar la importancia de un tratamiento psicológico durante el proceso de adaptación, sobre todo que carecen de una extremidad a causa de alguna enfermedad o accidente. “Una persona que sufre una amputación debe ser tratada con un especialista en salud mental. Un tratamiento es importante para adaptarse a su nueva condición, pues es normal que pase por situaciones que le generen ansiedad, frustración e inseguridades”, estableció Mary Castro, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma.
¿Qué cambios psicológicos se pueden observar en una persona que ha sufrido una amputación?
La psicóloga explicó que, en una persona que recientemente ha sufrido una amputación, es común observar cambios emocionales, cambios de humor, problemas de autoestima, nuevas inseguridades y alteración del apetito o del sueño. “Tengamos en cuenta que, para observar resultados positivos, es un proceso que tomará tiempo. Para lograr la adaptación total y el desenvolvimiento total del paciente, tienen que intervenir múltiples especialidades médicas”, agregó.
En palabras de la experta, los trastornos psicológicos más comunes en un paciente de este tipo suelen ser la ansiedad y la depresión. También, recalcó que es normal que tengan pensamientos obsesivos en relación a su autoestima o inseguridades.
Existen ciertos síntomas a los que el médico tratante debe prestar mucha atención. Entre ellos, se encuentran los cambios de humor, alteraciones del sueño, autoestima pobre, temores constantes, negación y deseos de no hacer nada. “Si observan estas actitudes, es recomendable que se derive a un psicólogo o psiquiatra, según el caso, para poder trabajar directamente con el paciente”, enfatizó.
¿Qué tipos de terapia se recomiendan?
La especialista recomienda ciertos tipos de terapia. En primer lugar, la terapia cognitiva conductual, pues la persona necesitará aprender a controlar sus emociones. En este caso, el tratamiento ayudará al paciente a identificar ciertos pensamientos intrusivos, los cuales generan emociones que no serán de ayuda para seguir adelante.
Además, Castro hizo énfasis en que, en algunos casos, también se opta por la terapia de relajación, la cual puede ser de mucha ayuda para controlar la ansiedad y los pensamientos intrusivos. Asimismo, indicó que la orientación familiar -o terapia familiar- es fundamental para que el paciente siga adelante. “La familia es el primer soporte que tiene”, agregó.
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