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Si alguna vez Alianza Lima llevó el estigma de no poder campeonar durante 18 años, ahora carga la pesada cruz de sumar 25 partidos sin saborear el triunfo en la Copa Libertadores.
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Carlos Bustos no fue quien inició este vía crucis, desde luego. Hay quienes sostienen que no se puede ser injusto con quien te sacó campeón. Pero los créditos en el fútbol son efímeros. Y si en el 2021 la regularidad fue su sello, en esta temporada es exactamente lo contrario.
Alianza solo tiene un libreto de ataque: lanzarle pelotazos a Hernán Barcos.
En el campeonato alcanzaba. Ya no. Menos en la Libertadores, donde la velocidad es el primer requisito para competir. A los 38 años, Barcos hace lo que el cuerpo le permite. Necesita compañía. Construir sociedades. Concha por ahora no está a la altura.
Pero no solo se trata de él. La disposición táctica de Bustos castra la creatividad y el atrevimiento. No es un pecado ‘ratonear’. Pero a los equipos también les urge respirar un poco, cuando alzan la vista y tienen con quién tocar hacia adelante.
Benavente todavía no está en la capacidad de brindar ese oxígeno. No hay rastros de esa frescura con la que en algún momento nos hizo creer que debía jugar en la selección en lugar de Cueva.
Christian Ramos, el otro jale de Alianza, por ahora resta. Si algún trío demostraba solidez, ese era Míguez-Vílchez-Portales. Incluirlo por sus pergaminos ha sido un error flagrante. Quedó clarísimo en el segundo gol de Colo Colo, obra de Esteban Pavez a los 56′.
‘Pájaro’ alzó vuelo
Si un cambio le resultó a Bustos, fue el ingreso del ‘Pájaro’ Benítez desde el primer minuto del segundo tiempo. Para entonces, Alianza ya perdía por 1-0 con el gol de Juan Martín Lucero a los 27′, tras un pase en callejón del uruguayo Gabriel Costa. Un servicio que constituye un nuevo mensaje para Ricardo Gareca con miras al repechaje.
A los 69′, el paraguayo Benítez le marcó una diagonal a Lavandeira, quien lo habilitó casi cayéndose. El ‘Pájaro’ se sacó de encima al arquero colocolino con una gambeta larga y puso algo de suspenso con el descuento.
Lavandeira y Arley Rodríguez entraron faltando menos de treinta minutos, y causaron peligro en la medida de sus posibilidades. Pero no alcanzó ni por asomo para revertir el resultado.
Los blanquiazules están frente a una nueva derrota, y un cuchillo que se hunde cada vez más: 25 partidos sin cantar victoria en la Libertadores. Un estigma de Semana Santa.