Con un doblete y una asistencia, Erling Haaland volvió a demostrar su superioridad en un derbi de Mánchester que controla a la perfección y en el que, una vez más, quedaron patentes las diferencias entre un Manchester City excelso y un Manchester United más que perdido (0-3).
Los dos goles del ‘cyborg’ noruego, que el año pasado en su primer derbi hizo un ‘hat trick’, fueron la consecuencia del dominio que el City se ha acostumbrado a pasear los últimos años sobre un United que ni en un día que era para homenajear a Bobby Charlton -una bandera ocupó su lugar en Old Trafford-, tuvieron el coraje y el fútbol suficiente para competir el encuentro.
Podrán esgrimir los más críticos que el penalti que inicia la carnicería ‘Blue’ fue controvertido, o que el United tenía bajas, pero es imposible discutir que cualquier aficionado de los ‘Diablos Rojos’ ya acude a estos derbis con la sensación de que lo más normal es una derrota y lo más probable, una goleada.
Por mucho que André Onana se haya propuesto remediar todos sus errores del comienzo de temporada e hiciera una doble parada a Foden y Haaland para descorchar el encuentro. En lugar de verse como una profecía de que al United le saldrían bien las cosas, era más un aperitivo de lo que vendría después.