Hay mil historias sobre Johan Cruyff y Hugo Sotil. Fueron compañeros en el mitológico Barza de mitad de los 70. Ganaron tantos partidos que se habló de que eran ‘compadres’. Es más, Johan Sotil se llama así por la admiración que generaba el holandés. El problema vino a la segunda temporada, porque llegó Johan Neeskens y Sotil, pese a todo, terminó relegado.
¿Nos podría contar un poco de la relación que tuvo con Hugo Sotil cuando jugaron juntos en el Barcelona? Hugo llegó antes que yo. Ambos éramos los primeros jugadores extranjeros que pudieron entrar a España en esa época que vivía los últimos años de la dictadura de Franco. Todo estaba cerrado antes. Con Hugo hicimos una campaña fantástica y campeonamos después de 14 años de sequía. Nos adaptamos a España muy rápido. Los dos disfrutamos mucho esa temporada.
¿Eran muy cercanos? Él habla de usted como si fuera su “compadre” y le puso su nombre a uno de sus hijos. Muchas veces uno puede inventar mil historias, puede decir lo que quiere, pero lo importante son los hechos. Un hecho lo dice todo. Con Hugo nos llevábamos muy bien. Nos respetábamos mucho el uno al otro. Por eso le puso mi nombre a su hijo. Eso es una señal que nadie ha mentido sobre esta relación de amistad que teníamos. Para nosotros la llegada a España fue una aventura porque estaban en medio de un gobierno militar. Nos cuidaron muy bien a pesar de que teníamos hábitos muy distintos. Teníamos un entrenador holandés que también ayudó. Hugo, además, tenía la ventaja del idioma. Cataluña nos necesitaba para desarrollar su fútbol y por eso nos ganamos el respeto de todo el público. La gente llegaba al estadio y nosotros les mostrábamos el fútbol arte que no solo era fuerza y velocidad.
¿Es cierto que él lo hacía reír mucho con sus ocurrencias? Había muchas cosas, cositas de cada día. No tanto anécdotas del momento. Los dos teníamos formas de pensar muy distintas, proveníamos de lugares muy diferentes. Una vez coincidimos en un club donde vivíamos, salimos a comprar unos trajes porque no queríamos vestir solo con lo que nos daban allá. Fue muy gracioso porque Hugo se caracterizaba por tener pies que eran muy cariñosos con la pelota. Sin embargo cuando se quitaba las zapatillas, le mirábamos los pies y nos reíamos mucho porque parecía que seguía con zapatos. Eso siempre provocaba mucho cachondeo en el grupo, los pies de Sotil. Él tenía su forma de vivir y su forma de ser.
¿Por qué Sotil solo pudo jugar como titular una temporada? En España, en ese momento, el cupo de extranjeros era limitado. Hugo y yo ya estábamos en el equipo y después llegó Neeskens. Pensábamos que Hugo podría hacerse oriundo, nacionalizarse, es decir, ser un sudamericano con la doble nacionalidad y que por eso podíamos hacer una trampita y jugar con Neeskens. Pero como el primer año ganamos la liga, el gobierno de Franco quería ir contra nosotros. Lo que queríamos hacer no lo pudimos lograr. Por eso Hugo no pudo nacionalizarse y se perdió un año por decisiones políticas. [Nota de redacción: Sotil le contó a El Comercio que actualmente ostenta la doble nacionalidad, pero es claro que ese factor no se dio en tiempos que le permitiesen, como quería Cruyff, hacer trío con cancha con Neeskens y él].
Aquí se dice que quedó fuera por indisciplina... Se comenta mucho siempre, es lógico que si no juegas estás menos concentrado, pero nosotros nunca hemos podido ver si no se cuidaba. Hugo siempre fue muy simpático y muy buen compañero con todos nosotros.
Aparte de Sotil ¿qué otro jugador cree que hubiera podido llegar al Barcelona? Hubiera pensado en Cubillas, porque lo vi muchas veces jugar en Estados Unidos. En esa época no se podía ver todo porque no es como ahora que preguntas por un jugador y es fácil saber cómo juega. Pero yo sí pude ver a Cubillas de cerca cuando estuve jugando allá y vi que ha hecho cosas fantásticas en Estados Unidos y en el fútbol mundial.
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PARTE 1
PARTE 2
PARTE 3