La Nación / GDA
El pobre empate 0 a 0 ante Slavia Pravia despertó los silbidos en el Camp Nou. Se sabe que la Champions League desvela a Barcelona, pero la realidad futbolística del equipo no promueve la ilusión y los hinchas mostraron ayer su descontento con silbidos. Si bien no fueron generalizados, se hicieron escuchar en medio de los gritos eufóricos de los 3000 seguidores checos que celebraron el empate como un resultado histórico.
La inquietud aumenta, más allá de que el Barza es puntero de la Liga Española con un partido menos y que, si le gana como local al Borussia de Dortmund en la próxima jornada de Champions, se asegurará el primer puesto del grupo, con lo que bajará el revuelo y seguramente se calmarán los ánimos.
En este contexto, se habla de “la soledad de Messi” como único factor desestabilizador dentro de la cancha, agravado con la ausencia de Luis Suárez, que no jugó ante Slavia Praga por lesión. Pero hubo una jugada en particular que generó polémica y reavivó el rumor nunca despejado de la supuesta falta de feeling entre la Pulga y Antoine Griezmann, el francés que llegó en esta temporada proveniente de Atlético de Madrid.
Sucedió que cuando transcurrían 34 minutos del partido y Barcelona exhibía ya serios problemas para desnivelar, Messi emprendió un gran contraataque por la banda derecha, con una corrida de 40 metros. En una de sus jugadas típicas, juntó marcas a pura habilidad y fue cerrándose de derecha a izquierda, hasta desenfundar un remate de zurda que impactó en uno de los vértices del arco, en ese lugar imposible para los arqueros donde el palo se une con el travesaño.
Sin embargo, en algunos medios españoles y sobre todo en las redes, creció el debate acerca de si no era una mejor opción pasársela a Griezmann, que esperaba la habilitación del rosarino sobre la izquierda y con más espacios, ya que Messi había recibido toda la atención de los defensores del conjunto visitante, urgidos por bloquear su remate que por muy poco estuvo a punto de convertirse en el primer gol.
En el diario Sport hablan de los “padecimientos” del francés dentro de la cancha: “Sin ir más lejos, tenía que ser el día en el que Griezmann mostrase su talento en la posición de '9′, pero siguió encadenado a la banda, sin desbordar a nadie, aislado y desconectado. Mientras Griezmann vive un calvario, pero al menos ordenado, en el otro extremo Dembélé desordena todo lo que encuentra, incluido a sí mismo”.
Antes del partido ante el Inter el 2 de octubre por la Champions League, Griezmann había declarado sobre Messi: “Al final no es una persona que habla mucho... Yo tampoco, así que es difícil que nos hablemos, ¿no? Pero ya le he cebado algún mate así que estamos por la buena dirección”. Por su parte, al terminar el cotejo, el argentino insistió: “Obviamente no tenemos ningún problema. Hay buena relación con todos”.
También habló Gerard Piqué sobre el vínculo entre Messi y el campeón del mundo en Rusia 2018: “Leo y Grizzi se llevan bien, como con Dembélé, o antes con Pedro... si es verdad que con Luis (Suárez) son como hermanos, pero eso no significa que se lleven mal. Es una relación nueva y poco a poco se van conociendo”.