Todo jugador ha soñado, desde pequeño, jugar un Mundial. A pesar de la distancia, del idioma, de las creencias, esta una certeza con la crecen aquellos que viven domando el balón; sin embargo, muchos no logran conseguirlo. Y si lo hacen, ganarlo es otra probabilidad lejana. En 1958, apareció un chico de 17 años capaz de conquistar lo que para muchos solo es un anhelo: Pelé.
El Mundial de 1958 se disputaba en Suecia. En aquel momento solo habían tres campeones del mundo: Uruguay (1930, 1950), Italia (1934,1938) y Alemania (1954). Brasil, que ya venía colándose entre las mejores selecciones, necesitaba el trofeo que le fue arrebata en el Maracanazo de 1950.
Vicente Feola, DT de Brasil, llamó a un joven Pelé, que ya causaba estragos en el torneo paulista, para disputar la Copa del Mundo. Decidieron llevar a este chico de nombre Edson Arantes do Nascimento aún con una lesión de por medio, por ello se perdió los primeros dos encuentros mundialistas ante Austria e Inglaterra.
Es así que en el último partido del grupo, ante la Unión Soviética, hizo su aparición el que sería ‘O Rei’. La ‘canarinha’ llegaría hasta la final ante Suecia, anfitrión del Mundial. Aquel día, el 29 de junio de 1958, con la victoria de los sudamericanos, Pelé se convertía en el jugador más joven en ganar una Copa del Mundo con 17 años y 249 días. Un récord presente hasta nuestros días.
En España 1982, Giuseppe Bergomi ganaría el Mundial con Italia con 18 años y 201 días, pero no tuvo la trascendencia que Pelé tuvo en su seleccionado. El tercer futbolista más joven en ganar una Copa del Mundo es Kylian Mbappé, quien con 19 años y 207 días se coronó en Rusia 2018.