JORGE BARRAZA
El fenómeno de los grandes guardametas no es nuevo, viene de unos pocos años atrás. Lo vemos cada domingo en los torneos de todo el mundo. Desde luego hay quienes han brillado más que otros, no obstante todas las selecciones presentan un muy buen golero, es el puesto mejor cubierto del fútbol. Y no es casual, tiene una explicación técnica.
Desde ahora va a ser siempre así, puede incluso que mejoren. Parece difícil superar esto, pero la evolución no se detiene.
Es el puesto de mayor progreso en el fútbol. Cualquiera de estos porteros que ha destacado, como Ospina, Bravo, Keylor Navas, Howard, Ochoa, Enyeama, Neuer, M’Bolhi, Courtois, Romero, Benaglio, Julio César, Buffon, etc., es más que Yashin, que Mazurkiewicz y que todos los grandes del pasado.
Aquellos atajaban bien para su época del fútbol, pero estos están mil veces mejor formados, son atletas fantásticos, tienen preparador de arqueros, entrenamiento específico y la experiencia acumulada por sus antecesores a través de las décadas.
Es lógico que sean mejores. El arco sigue midiendo 2,44 m de alto por 7,32 m de ancho, es una referencia fija para la comparación. Antes, pelota que iba al ángulo era gol seguro, ahora hay que ver, porque los porteros se arrojan y la sacan. Hacen proezas como esa de Ochoa ante el cabezazo de Neymar.
Hacia la década del 70 asistíamos a los entrenamientos de los clubes; los arqueros daban unas vueltas a la cancha y luego eran peloteados por el ayudante de campo o por un par de compañeros que remataban bien. En eso consistía todo. Se bañaban y a casa. Y se iban formando a medida que desarrollaban la carrera, a base de traspiés, aprendiendo solos; ahora les ponen como maestros a ex arqueros ya desde los 14 o 15 años. Cuando llegan a Primera, saben todo del puesto.
Siempre decimos que Messi, traspolado a 1960, tal vez marcaba 2.000 o 3.000 goles. Con su velocidad natural, su sentido del gol, y favorecido por las marcas permisivas de antes, los espacios que se daban, pero sobre todo por aquellos arqueros, hubiese batido más récords.
En el partido ante Nigeria ejecutó un tiro libre justo al ángulo, un remate técnicamente perfecto, pero Enyeama voló como un pájaro y alcanzó a echarla al córner.
La reacción y elasticidad de estos goleros es fabulosa. Nostalgias aparte, nadie puede discutirlo: es más difícil convertir ahora. Y los guardavallas tienen mucho que ver en ello.
Antes solíamos escuchar “Fulano es bueno, aunque no sabe salir”. O “Mengano no sabe jugar con los pies”. Y muchas frases por el estilo. Hoy, golero que no sabe salir no llega a Primera.
Los actuales son completos: mandan en la defensa, hacen de líbero, como Neuer. El cambio de las reglas los exigió más pero aprendieron, y se superaron.
La prohibición de tomar el balón con las manos en el pase atrás los obligó a jugar con los pies; lo hicieron.
El tiempo límite de 6 segundos para poner la bola en juego significaba un riesgo adicional, lo asumieron y ya es parte natural del juego.
Este va a quedar signado como el Mundial de los arqueros, pero en adelante todos los mundiales nos van a mostrar fenómenos así.
Lo vemos también cotidianamente en la Champions League, la Libertadores, la Liga Española; acá impactó más porque están juntos los 20 o 30 mejores.