Los pecados que condenaron a Carlos Bustos para su salida de Alianza Lima

El tenso clima que se vivió en Matute el último sábado, tras el empate sin goles ante Cantolao, presagiaba el final. Carlos Bustos, el técnico que agarró el fierro caliente en 2021 y lo sacó campeón a Alianza Lima, dejó el club por mutuo acuerdo tras una racha de malos resultados en un año irregular, con unas de cal y otras de arena.

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“Agradecemos a Carlos Bustos el trabajo y la entrega puesta al servicio de nuestra institución durante más de un año y siete meses, tiempo en el cual consiguió el título 25 para el aliancismo en la histórica campaña de 2022″, señaló el club íntimo en un comunicado a través de sus redes sociales.

Bustos llegó a La Victoria a inicios del año pasado, cuando aún no se sabía que el equipo iba a disputar la Liga 1. Armó un grupo de experimentados, con muchos jugadores de la casa, que sentían los colores como pocos, y logró cerrar una temporada con el título nacional. Un campeonato épico que, según pudo conocer El Comercio, sería plasmado en un documental que sacará el propio club.

Con el trofeo bajo el brazo, el argentino tenía por delante un reto más importante: este año no solo tenía el torneo local sino también la Copa Libertadores y esa pesadilla de cortar la enorme racha de partidos sin ganar. En ese contexto, el entrenador falló desde el primer minuto en la planificación. Cometió pecados que lo condenaron y hoy empezará a sacar sus cosas de Matute. Guillermo Salas será el entrenador interino.

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Sobrepoblación de extremos

Alianza Lima acabó el 2021 jugando con su clásico 3-5-2 que se convertía en un 5-3-2 dependiendo de la circunstancia del partido. Una formación que protegía a los centrales y los laterales-volantes que tenían más vocación ofensiva como Oslimg Mora y Ricardo Lagos. Ambos mostraron su mejor versión e incluso Mora fue convocado a la selección por primera vez.

Pero era una alineación a la que Bustos recurrió más como una obligación por no tener buenos resultados. Supo adaptarse al plantel que tenía. Incluso prescindió de los extremos que trajo al inicio como el colombiano Arley Rodríguez. El técnico siempre tuvo gusto por el 4-3-3 o las variantes que le pongan tres hombres en ataque. Y esa fue, en teoría, la primera consigna para este año.

Para esta temporada, Alianza renovó a Arley Rodríguez, y fichó a Cristian Benavente y Darlin Leiton, quiénes se sumarían a Óscar Pinto, Oslimg Mora, Mauricio Matzuda y el propio Aldair Rodríguez como extremos. También llegó Pablo Lavandeira, un polifuncional atacante que puede jugar por dentro o por las bandas. Sin embargo, el cuadro íntimo empezó el año jugando nuevamente con 3-5-2 / 5-3-2, dejando sin lugar a los atacantes por fuera.

Los malos resultados obligaron a Bustos a dar un nuevo giro y ahora sí jugar con tres atacantes. Pero ahí nacía otro problema: los laterales. Un nuevo fallo en la planificación inicial traía sus consecuencias.

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Sin laterales

En medio del mercado de pases se nombró a muchos jugadores, pero no llegó ninguno. Oslimg Mora y Ricardo Lagos continuaron sin tener reemplazantes o laterales que les peleen el puesto. Cuando ambos bajaron notablemente su nivel, el DT tuvo que usar a Yordi Vilchez y Renato Rojas -ambos centrales diestros- en estos puestos. De hecho, la defensa en el clásico que Alianza goleó 4-1 a Universitario fue Vilchez, Ramos, Míguez y Rojas; todos centrales.

Recién para el Clausura, y luego de la partida de Édgar Benítez, uno de los hombres claves en el título de 2021, el elenco victoriano jaló a Gino Peruzzi. El argentino que llegó desde San Lorenzo ha mostrado un buen nivel y maquilló el problema al mismo tiempo que Lagos recuperaba su nivel.

En la portería también pasó lo mismo. El club fichó a Jonathan Medina, exarquero de Sport Boys, quien es el tercer suplente del primer equipo. Y a veces el cuarto suplente, por detrás de Campos, Saravia y el juvenil De La Cruz. De hecho, Medina no ha disputado hasta el momento ningún encuentro debido a su mal estado físico.

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Sin reemplazo para Barcos

Hernán Barcos fue la gran figura de Alianza Lima en la consecución del título nacional de 2021. Con goles y asistencias se ganó el cariño de la gente. Sin embargo, con 38 años, el argentino disputó 25 de los 27 partidos del equipo en la primera parte del año (17 por el Apertura y los seis de la Copa Libertadores). Jugaba el fin de semana y a mitad de semana. El cansancio, obviamente, se hizo nota.

“Tenemos en el plantel cinco jugadores que pueden jugar en la posición de centrodelantero. Están Hernán Barcos, Wilmer Aguirre, Aldair Rodríguez, Jefferson Farfán y Arley Rodríguez. Evidentemente confiamos plenamente en ellos”, nos había dicho en una entrevista a inicios de año el técnico. Pero en la cancha, solo Barcos jugó de ‘9′, los demás siempre fueron compañía, y Farfán no jugó hasta el clásico y apenas diez minutos.

Farfán, la presión por jugar el clásico

El último partido que Jefferson Farfán había jugado con Alianza Lima fue en la segunda final ante Sporting Cristal en noviembre del año pasado. Esa tarde en el Nacional en el que levantó su tercer título con la camiseta blanquiazul. Sin embargo, la lesión en su rodilla no lo dejó disputar ni un solo minuto más en este 2022. Ni los de la Copa Libertadores.

En las semanas previas al clásico que se jugó en Matute a inicios de septiembre, ‘Jeffry’ usó sus redes sociales para jugar con su posible vuelta luego de casi un año. Quería tener su regreso a lo grande, en un partido ante Universitario y a estadio lleno.

De hecho, lo hizo. Disputó los últimos diez minutos del encuentro, aunque su presencia no evitó la derrota por 2-0. ¿Fue apresurada su vuelta? Probablemente sí. El jugador no estuvo apto para el siguiente encuentro, el de esta semana, ante Cantolao.

“Si Jefferson estuvo en la cancha fue porque estuvo programado, seguramente, entre dirigentes, cuerpo técnico, cuerpo médico y el mismo Jefferson que quería estar en este partido”, comentó Barcos sobre el polémico regreso del ‘10′.

Papelón en la Copa

Una de las tareas de Carlos Bustos para este año era la Copa Libertadores. Competir y romper la racha de partidos sin ganar. Pero no solo no consiguió el objetivo, sino que hubo una derrota dolorosa, quizá el golpe que dejó al borde del abismo a Bustos.

En Argentina, Alianza fue goleado por 8-1 ante River Plate. Un resultado desastroso, papelón internacional. “Es un momento complicado, es un momento de mucha calentura. Lo único que puedo decir es que Alianza Lima es demasiado grande para representarlo de esta forma. Son pocas cosas las que voy a decir. Pero la verdad, estamos avergonzados y apenados”, expresó el técnico.

El cuadro íntimo se despidió de esa manera de la Libertadores y alargando su racha a 23 partidos sin conseguir un triunfo en el torneo internacional. Al mismo tiempo se alejaba de los primeros lugares del Apertura y los hinchas mostraban su descontento.

Deuda ante los grandes

Alianza Lima obtuvo rachas de victorias en la Liga 1, supo ganar de local y de visita. Sin embargo, en los duelos directos ante los grandes siempre tropezó. Este año, Carlos Bustos enfrentó a Universitario, Cristal y Melgar en cinco ocasiones (falta el partido de vuelta ante los arequipeños) y solo ha conseguido un triunfo (vs. la ‘U’ en el Monumental) y un empate (contra Cristal en el Nacional).

Los demás partidos son derrotas, ante los celestes y arequipeños en el Apertura y la caída en el clásico ante los cremas.

Cuatro puntos de 15, es decir apenas el 26% de efectividad, muy distinto del 50% que logró en los partidos del año pasado —sin contar las finales—. Superó a la ‘U’ y a Melgar pese a sufrir expulsiones en esos partidos.