Muchos años después, frente a un recorte de periódico, el ahora exfutbolista Francesco Manassero había de recordar aquella tarde remota en que el entrenador le llevó un chamán. Defensor Lima era entonces un club de miles de problemas, intentando trajinar por la temporada con un plantel golpeado por la crisis económica que por esos tiempos azotaba al fútbol peruano y hacía improbable mejores auspicios y por ende, mejores salarios. El histórico cuadro de Breña ya había padecido con el CLAE de Carlos Manrique y luego, alcanzaría la cúspide de la tragedia en el descenso deportivo con una marca auspiciadora que, digamos, por esas ironías de la vida, resumía todas las emociones ajenas a una escena de caída: Erectol.
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Existe un fragmento del escritor colombiano Gabriel García Márquez en el arranque de su famosa novela Cien Años de Soledad que si la adaptamos a esto que Nolberto Solano llama Perusalém, bien podría resumir a nuestro querido país de manera inmejorable: “El Perú era tan increíble, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.
Para muestra, solo hace falta un repaso por los años noventa.
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Un ejemplo es Carlos Manrique Carreño, un profesor de matemáticas y luego administrador de empresas, que años después inventó el Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial (CLAE), cuyo propósito fue el de captar dinero de la gente desde inicios de los años ochenta y terminó convirtiéndose en la mayor estafa financiera en la historia del Perú, luego de engañar a más de 200 mil personas y hacerse de algo más de 640 millones de dólares sin rendir cuentas al Estado, según refieren las noticias de ese entonces.
Manrique hizo tanta fortuna con la plata de los ahorristas, que encontraría en el fútbol peruano una oportunidad para invertir y, seguramente, sumar más apasionados adeptos a su negocio. Eran inicios de los años noventa y CLAE ya era muy popular. Las familias peruanas, muchas de ellas trabajadoras del sector público, entregaban su futuro a esta casa de inversiones bajo la promesa de tasas de rendimiento muy altas.
Más de tres décadas después, todavía es probable hallarse con las historias de cómo nuestros familiares o algún amigo de un familiar o un vecino del vecino, confió sus ahorros de forma inocente a esta empresa y murió esperando la devolución de su pequeña fortuna. O lo que es peor, se mantiene vivo aferrado a la esperanza inútil de que algún día verá su inversión de vuelta. Como en el fútbol, en las finanzas somos un país que vive de las falsas promesas y sobrevive del optimismo. Mejor dicho, sobrevivimos de las viejas historias y los relatos que, como García Márquez, podrían ser insumo para libros o películas de de lo real maravilloso, entendiéndose esto de maravilloso como algo fantástico, fuera de lo normal, porque de maravilloso en sí, como algo bueno, poco o nada tenía.
Los Carasucias cheverengues
Es así como CLAE llegaría a un acuerdo para convertirse en el auspiciador principal del Defensor Lima, tradicional equipo del distrito de Breña que peleaba en la Primera División. Era 1993 y según consigna el portal dechalaca en un informe bastante bien detallado, entre las filas de los Carasucias, que así como se les apoda a los aficionados del club de Breña, destacaban nombres bastante conocidos como Francesco Manassero, Alfredo Carmona, Juan Alexis Ubillús, Sandro Cavero y el arquero Christian Del Mar, que luego jugaría en Alianza Lima.
Con CLAE, el histórico campeón de la temporada 1973, sumó a su legión brasileña conformada por Carlos Henrique Paris, Rosinaldo Lopes, Ademilton ‘Dema’ Pereira y Eder Lane; un futbolista búlgaro de nombre Jordan Petrov, con pasado reciente en Alianza Lima (temporadas 1991-1992).
La historia de Petrov merece ser contada en una aparte. Es alucinante. Era búlgaro, pero residía en Canadá. Su último equipo había sido el PFC Lokomotiv Sofia, tras lo cual, por motivos personales, decidió apartarse del fútbol profesional. Es entonces cuando a inicios de los noventa, fue fichado por el Lima Independiente de Cañete. Así, de alguna manera, llegaría al Alianza Lima, dirigido entonces por José Carlos Amaral. En la temporada 1991, el cuadro blanquiazul fue dirigido por el serbio Simo Vilic y Petrov terminó jugando mal y poco. Años después se sabría de él como un gran jugador de blackjack a nivel mundial y de mucho éxito en los casinos de Las Vegas.
Pero volvamos a la historia de CLAE y el fútbol peruano.
Un total de 13 partidos con CLAE
Pese a los grandes refuerzos y con el logo de CLAE en la camiseta, Defensor Lima no pudo cumplir una buena campaña en el Descentralizado peruano. Según cuenta dechalaca, el club de los Carasucias, ahora también Cheverengues, que era una expresión muy particular de Carlos Manrique frente a los medios de prensa, llevó el logo de CLAE en el pecho desde la fecha 1 hasta la fecha 13, más de un mes después de cuando la organización de ahorros liderada por Manrique había sido ya intervenida por las autoridades.
El técnico en ese entonces era el recordado Fernando Cuéllar, apodado el ‘Gato’. Cuéllar había sido futbolista y defendido los colores de Universitario de Deportes, club al que entrenaría en 1994, un año después de dirigir al Defensor Lima. Eso sí, su etapa más exitosa como entrenador con la crema fue en 1990, cuando salió campeón nacional. Título que sumó a su vitrina de tres campeonatos como futbolista de Universitario (1969-1971-1974). Cuéllar también es recordado por dirigir a la selección peruana en la Copa América de 1987, donde Perú se quedó en fase de grupos.
Cuéllar hizo es el esfuerzo en el Descentralizado de 1993, pero ni los refuerzos brasileños ni el búlgaro Petrov le sirvieron de mucho. Aunque arrancaron la temporada con un certero 2-0 sobre Unión Minas, conforme fueron pasando los partidos, el equipo fue perdiendo fuerza y hasta la fecha 13 apenas ganaron un partido más. El resto fueron tres empates y ocho derrotas. La última llevando el logo de CLAE fue ante Universitario de Deportes, un 9 de mayo en el que perdieron por 2-1.
Vencidos por los cremas
El encuentro se disputaría en el Estadio Nacional y apenas a los 14 minutos, Jorge Amado Nunes abriría la cuenta de un elegante remate con el empeine izquierdo, tras asistencia de Roberto Martínez, en medio de un histriónico e inútil vuelo del ‘Loco’ del Mar en el arco. Como anécdota, los cremas llevaban ese campeonato a la marca Anchor en el pecho, como auspiciador principal y en la espalda, el logo de la aerolínea Fauccet.
Aunque el partido empezó rápidamente a favor de Universitario, Defensor Lima emparejó el juego y a los 17 del segundo tiempo encontraría la paridad a través de Aldo Caballero, de buen remate cruzado. Sin embargo, la alegría al equipo de Breña no le duró mucho, pues apenas tres minutos después, Juan Carlos Bazalar marcaría para poner el 2-1. Un detalle curioso es que ante Universitario, después de varios partidos, Defensor Lima volvía a usar su tradicional camiseta granate, pues había estado utilizando un uniforme blanco. Eso sí, siempre con el logo de CLAE bien grande en el pecho.
Ese año, Defensor Lima quedó en el antepenúltimo lugar, por encima de Unión Huaral y UTC. Por esta razón salvó la baja directa y tuvo derecho a la promoción (repechaje) ante el FBC Aurora, al que venció en penales por 7-6 para salvar la categoría, luego de igualar 3-3 en el tiempo reglamentario. Esa temporada sería campeón nacional Universitario de Deportes con el uruguayo Tomás Silva como máximo goleador crema con 10 tantos, mientras que el artillero del torneo sería Waldir Sáenz con 31 dianas.
El chamán, los golpes y un nuevo auspiciador
Después de ese encuentro, los Carasucias perdieron además del entrenador, al peculiar auspiciador y asumiría la dirección técnica José Chiarella. Cuentan que en el primer partido, para liberar tensiones y ahuyentar malas vibras, el entrenador trajo al camerino un chamán. El problema vino cuando, como parte del ritual, el brujo comenzó a escupir a los integrantes del equipo mientras les prodigaba buenas vibras y mejores augurios. Según dechalaca, fue en ese instante que Francesco Manassero perdió la compostura y, seguramente molesto, al escupitajo sanador respondió con un par de golpes tranquilizadores.
Luego de ese confuso incidente, el equipo de Breña seguiría peleando en el Descentralizado. Incluso, ya en la temporada 1994, Defensor Lima encontraría otro auspiciador de curioso renombre. Se trataría de un producto farmacéutico para combatir la disfunción eréctil: Erectol. Y aunque el nombre no dejaba espacio a las dudas, poco pudo hacer para corregir las disfunción deportiva del cuadro de los Carasucias, que ese año perdieron la categoría.
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Carlos Manrique Carreño, fundador del Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial (CLAE) la mayor estafa financiera en la historia del Perú, falleció la madrugada de este miércoles 10 de junio producto de complicaciones de salud, en el hospital Ramón Castilla II de Essalud, en el Cercado de Lima.
A pesar la inflación en el primer gobierno de Alan García, CLAE ofrecía un interés de 100% por los ahorros. Así jubilados, cesantes, miembros retirados de las fuerzas armadas y policiales, políticos, empresarios, artistas, futbolistas, empleados, obreros y hasta amas de casa vieron una oportunidad en la empresa de Manrique y colocaron su dinero allí. CLAE tenía 20 locales a nivel nacional (17 en Lima y tres en Chiclayo, Tacna y Trujillo).
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