Comencemos por aclarar algo: el fútbol es un negocio, más allá de la pasión que representa. Y, por lo tanto, los clubes actualmente son empresas. El éxito de una institución deportiva ya no solo se mide por la cantidad de títulos que hay en su vitrina, sino también por la estabilidad económica de la misma. El hecho que genere ingresos millonarios gracias a taquillas, derechos de transmisión, venta de jugadores y merchandising hace que el balompié sea un campo interesante para grandes inversionistas. Sepan o no de la materia. Y las consecuencias, en algunos casos, pueden ser perjudiciales.
“Así como los futbolistas son formados durante toda su vida para llegar a ser profesionales, los que quieren ser presidentes de clubes deben contar con experiencia, estudios”, analiza el vicepresidente de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP) y exdelegado de Alianza Lima, Héctor Ordóñez.
En el Perú se han visto todo tipo de ejemplos de malos manejos dirigenciales que terminaron por hundir a un equipo. Alianza Lima, Universitario y Sport Boys, tres de los clubes más populares del país, no fueron ajeno a ello. Tuvieron que ser tomados por el propio Estado debido a las deudas que acarreaban. Y finalmente fue la Sunat la que colocó administradores temporales. De esa crisis, solo el cuadro íntimo parece estar saliendo a flote. Cremas y rosados sobreviven como pueden.
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Pero así como se evidencia las consecuencias de las pésimas gestiones, también están las de la otra vereda. Por ejemplo, desde que el inversionista Jader Rizqallah compró parte de las acreencias que tenía Melgar hace unos años, el cuadro arequipeño empezó a resurgir y ser el equipo que toda Arequipa deseaba ganando títulos y teniendo participaciones internacionales. El título del Descentralizado ya no era de propiedad exclusiva de los limeños.
“El problema es que no existen requisitos para ser presidente de un club. Te explico: usted y yo somos de un barrio de Surco. Juntamos 17 jugadores, nos inscribimos en la Copa Perú e iniciamos en la Liga Distrital. Hacemos un buen equipo y campeonamos el torneo que es amateur y al año siguiente estamos compitiendo con Alianza, Universitario, Cristal. Eso está mal, genera un decrecimiento del fútbol peruano”, añade Ordóñez.
En ese aspecto, los dueños de Binacional, UTC y César Vallejo son o fueron hombres dedicados a la política que en un momento de sus vidas quisieron incursionar en el fútbol. El propietario del ‘Poderoso del Sur’ es Juan Carlos Aquino Condori, exalcalde de la provincia de Chucuito (Puno). En tanto, el elenco cajamarquino fue comprado por Joaquín Ramírez, excongresista de Fuerza Popular, y traspasado a su hermano Osías.
Por su parte, el cuadro poeta fue creado por los Acuña: César, exalcalde de Trujillo y postulante a la presidencia del Perú en el 2016, y su hijo Richard, actual Congresista de la República. Por último, la San Martín estuvo ligado a José Antonio Chang, exrector de la Universidad, exministro de Educación y expresidente del Consejo de Ministros en el segundo gobierno de Alan García.
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-Diversidad en el ámbito dirigencial-La propiedad de los 18 clubes que participan en el Descentralizado 2019 se divide de la siguiente manera: con un dueño como empresario están los ya mencionados Binacional, UTC y Melgar, así como también Real Garcilaso (Julio Vásquez Granilla), Alianza UDH (Fernando Corcino), Sport Huancayo (Raúl Rojas), Ayacucho FC (Rolando Bellido), Carlos Mannucci (Raúl Lozano), Unión Comercio (Freddy Chávez), Academia Cantolao (familia Mandriotti) y Pirata FC (Manuel Aguinaga); dos son respaldados por sus universidades: César Vallejo y San Martín; dos han sido tomados por la Sunat y tienen administradores temporales (Universitario y Sport Boys); uno tiene como dueño a un grupo inversionista que compró la mayor parte de su deuda (Alianza Lima); otro que vive de los socios (Deportivo Municipal); y, por último, está Sporting Cristal, el club que el último jueves fue vendido a Innova Sports, una empresa dedicada al rubro del fútbol de menores desde hace once años.
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¿Pero qué diferencias existen entre ser un club que tiene como dueños a personas naturales, acreedores o socios? Ordóñez lo explica de la siguiente manera: “Cuando tiene un solo propietario, esta persona toma las decisiones de club para bien o para mal. Es como una dictadura. Por otro lado, al acreedor lo único que le interesa es cobrar su dinero, lo deportivo importa poco. Y, por último, los socios permiten una participación democrática de un grupo de personas que se supone que ingresa para beneficiar al equipo que va a presidir, aunque esto no ocurra siempre”.
Para que un club de fútbol logre éxitos deportivos, la parte dirigencial debe funcionar bien. Se necesita conocimiento en el tema porque este deporte no es como cualquier negocio común y corriente. Hay muchas variables que pueden acercarte o alejarte del éxito. En nuestro país eso se acentúa más con la aparición de clubes nuevos cada cierto tiempo, la mayoría de provincias que llegan a la Primera División a través de la Copa Perú. Casi el 100% de esas instituciones son creadas por empresarios que deciden incursionar en el fútbol por distintos motivos. Cuando se aburren, cierran el negocio sin problemas. Son aves de paso. Como ejemplo tenemos a los últimos campeones del 'fútbol macho'. Todos llegaron por primera vez al fútbol profesional: San Simón (2014), Sport Loreto (2015), Defensor La Bocana (2016), Sport Rosario (2017), Binacional (2018) y Pirata Fútbol Club (2019). De ellos, solo los dos últimos juegan en el Descentralizado. Y el último ganador de la Copa Perú marcha último en la tabla acumulada de esta temporada.
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El fútbol es un negocio redondo. En Inglaterra hoy el Manchester United, City o Chelsea, por citar solo a algunos clubes, fueron vendidos a empresarios, mientras que el PSG en Francia se volvió poderoso con la inyección de los petrodólares de Qatar. En España, el Valladolid fue comprado por el exfutbolista Ronaldo y el Valencia tiene como dueño a Peter Lim, el octavo hombre más rico de Singapur. Aquí, en el Perú, ese movimiento todavía no ha despertado. Para la mayoría de dueños de equipos provincianos tener un club en Primera es más un estatus que un proyecto destinado al éxito como unidad de negocio. No se piensa en grande. Solo así se entiende que el crecimiento de nuestro balompié sigue estancado y no se convierta en un activo atractivo para empresas extranjeras, como sí sucede en Europa. Nuestra falta de competitividad no despierta interés fuera de nuestras fronteras.
Innova Sports tiene un gran reto por delante al mando de Sporting Cristal: trazar el verdadero camino del éxito para que nuestro fútbol se convierta en un negocio más que rentable.
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