En septiembre del 2018, Luis Urriti resucitó en el mundo del fútbol. El extremo, reciente fichaje de Universitario para la temporada 2020, firmaría en ese entonces por River Plate de su natal Uruguay y recuperaría la alegría de patear un balón. En sus últimos clubes, Peñarol y Fenix, no aparecía ni en lista, y se la pasaba más tiempo en el quirófano que en la cancha, respectivamente. Sin embargo, con el conjunto rayado volvería a demostrar su vigencia.
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Pero vayamos al comienzo. Era la mitad del 2016, y Urruti pudo cumplir el sueño de niño: jugar por su querido Peñarol, club del que fue hincha desde sus primeros años. “Estar acá es algo único”, decía al ser presentado por todo lo grande en Los Aromos junto a Maximiliano Perg. Fue uno de los jales del momento en el fútbol uruguayo.
Contra todo lo planeado, al final, Urruti nunca pudo mostrar su mejor versión con los ‘Carboneros’. Jorge Da Silva, el técnico que lo pidió, se terminaría yendo y, con él, sus posibilidades de jugar. Fue relegado del primer equipo y hasta terminó disputando encuentros con la Tercera División.
“Llegué a Peñarol pensando que iba a ser todo lindo. Y en parte lo fue porque pude vestir los colores del cuadro del que soy hincha. Pero no me fue bien, aunque no fue por culpa mía. Fue un tema del técnico con el que era entonces mi representante. Estuve cinco meses jugando en Tercera", señaló Urruti a “El País” en ese entonces.
Asimismo, Urruti agregó: “Los meses que estuve en Tercera fueron un momento horrible para mí; nunca pensé que me iba a pasar eso. Yo de Cerro no fui a Peñarol para jugar en Tercera. Incluso tuve posibilidades de irme al exterior, pero elegí Peñarol”.
Luego de aquel pasaje traumático de su carrera, Urruti decidió ir a buscar nuevos aires, por lo que se fue a préstamo a Fenix. No obstante, las cosas no mejoraron. “En el primer partido en el que entré me quebraron un dedo del pie. Estuve como seis partidos afuera, no podía ni calzarme. Cuando volví, jugué un partido y a la semana siguiente, en una práctica, me desgarré el cuádriceps".
A su regreso de la gran para, Luis buscó la manera de ganarse nuevamente un lugar en el equipo titular. Pero, a la primera oportunidad que tuvo de jugar de nuevo, volvió a pasar por un episodio similar a los anteriores. La maldición de las lesiones se rehusaba a irse.
"Jugué contra Cerro, le hice un gol y faltando 10 minutos me fracturé la tibia. Me perdí todo el resto del campeonato. Y no pude hacer la pretemporada porque estaba fracturado con yeso primero y férula después. Fueron momentos complicados, todos me decían que vaya a una bruja. Son momentos difíciles en los que a uno le pasa por la mente de todo”, contó sobre las tres lesiones que sufrió en el equipo de ‘Capurro’.
Urruti mencionó en aquel momento de su vida que pensó en dejar el fútbol. Las lesiones y la poca suerte que había tenido en cuanto a tener minutos provocaron que se desanime de seguir vistiéndose de corto. Había perdido las ganas de concentrar, de patear el balón y de gritar goles. "Llegué a pensar que el fútbol no era para mí y que era mejor que me dedicara a trabajar”.
Sin embargo, aquellas trágicas situaciones quedaron atrás. En este 2019, Urruti demostró con el River uruguayo que todavía mantiene intacta su velocidad, cambio de ritmo y capacidad goleadora (hizo 6 tantos). Luis llega a Ate en uno de sus mejores momentos futbolísticos e irá por su revancha. En Peñarol no pudo, pero con la camiseta crema desea demostrar ( y demostrarse) que sí puede ser un atacante de equipo grande.