Leilani Bernales siempre estuvo vinculada al deporte, claro que como un pasatiempo. “He hecho gimnasia, surf, atletismo, softball, natación. En realidad he practicado un montón de deportes más”, asegura. No tenía ni idea que aquella formación deportiva, esa mezcla de más de diez deportes practicados en su niñez y adolescencia como un pasatiempo —impulsada por sus padres— la llevaría hasta una disciplina de la que hoy depende su vida y en la que ha conseguido importantes victorias internacionales.
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Leilani se cruzó con el jiu-jitsu gracias a una invitación de un amigo cuando tenía 18 años, hace seis largos años cuando ya estudiaba medicina en la universidad. Su conexión fue inmediata. “El jiu jitsu fue el que más me gustó. Encontré un nuevo estilo de vida. En verdad, ayuda a descubrirse a uno mismo, te ayuda a conocerte a ti mismo, a conectarte más con tus emociones, a controlarlas”, comenta.
Esos primeros pasos en el tatami de la academia G3 Guigo Jiu-Jitsu la involucraron cada vez más con el desarrollo de esta arte marcial. “Yo era muy tímida, pero este arte marcial me brindó mayor confianza, me permitió que me relacione más con las personas y todo eso me llevó a practicar cada vez más comprometida”, indica.
Bernales encontró la chispa que le faltaba a su vida con este deporte, pero la escasa competencia por aquellos años en el Perú la llevaron a tomar drásticas decisiones en busca de su crecimiento. Ya no era un hobby o una actividad para mantener ocupada unos días de la semana. Sus objetivos habían cambiado y empezaba a observarse como una peleadora de jiu-jitsu profesional, propósito que no iba a lograrlo en Lima, mucho menos en otra ciudad del país.
Y es que el jiu-jitsu no forma parte de esas 26 federaciones nacionales adscritas al Instituto Peruano del Deporte (IPD). Es decir, la práctica, el desarrollo es 100% privado, en academias o escuelas. Por ello, Leilani decidió iniciar una aventura por Estados Unidos, en Miami expectante, en diciembre del 2020. Le dijo hasta pronto a sus padres, a su familia, a sus amigos, a su carrera universitaria con un único deseo, el de forjar su carrera internacional en el jiu-jitsu.
“No fue nada fácil. Yo he tenido que hacer todo sola. He venido a Estados Unidos sola y he hecho mi carrera sola. De hecho me hubiera gustado bastante tener el apoyo, pero como sabía que no tenía una federación, no me iba a quedar esperando”, señala.
Y no se equivocó. Casi un año después de haber iniciado su travesía, en Garland (Texas), se proclamó campeona del mundo en la modalidad sin kimono —sin la vestimenta oficial— (No Gi) de la Federación Internacional de Jiu Jitsu Brasileño (IBJJF). Por aquel octubre del 2021 no solo se preparaba física, técnica y mentalmente para afrontar el torneo más importante del jiu-jitsu, sino también repartía su día a día en un trabajo de mesera en un restaurante. La vía hacia la gloria exigía también una inversión para subsistir.
Pero había una recompensa a toda esa dedicación, a aquel compromiso, avalado también por el talento que desborda la luchadora peruana. Ello se reflejaría en la medalla de oro del Campeonato Panamericano en la modalidad kimono —con la vestimenta oficial— (Gi), en abril del 2022; en el bicampeonato mundial en No Gi, en diciembre del 2022; y en el primer lugar del panamericano, en GI, el 29 de setiembre del 2023. Precisamente, el año pasado, tras coronarse una vez más como la mejor del continente, dio por terminado su labor en el establecimiento de servicio de comida.
“Recién a finales del año pasado he podido dejar el restaurante. No ha sido nada fácil todo esto. Han sido tres años de estar repartiéndose por todos lados, todo el día sin parar entre la academia, el restaurante, esto y lo otro. Ha sido duro, pero como te digo, ha valido totalmente la pena. Mi familia está muy feliz de mí, no podrían estar más orgullosos. Yo estoy feliz de que ellos se sientan de esa manera. A veces se les extraña, pero es un sacrificio que se tomó para poder conseguir todo lo que he cosechado hasta ahora”, puntualiza.
Grandes desafíos
La temporada 2024 es bastante ambiciosa para Leilani Bernales. Y es que la primera semana de noviembre, en Texas, va a disputar el Campeonato Panamericano No Gi; entretanto en diciembre, volverá a competir en el Campeonato Mundial, también en la modalidad No Gi. Para ello, a partir de este año, Bernales ha decidido ahora entrenar en el club Outer Heaven. Su ciclo en Fight Sports llegó a su fin y a lo grande, pues todos los logros cosechados lo hizo cuando entrenaba en aquella academia.
“Me pasé a este club para entrenar con otras personas, con otros profesores. Quería abrirme un poco más, aprender cosas nuevas, cosas diferentes, como que cambiar de ambiente siempre es bueno. Yo siempre estoy compitiendo y eso es lo bueno de estar en EE.UU., pues siempre los fines de semana hay torneos. Ahora me estoy preparando para el Panamericano y luego para afrontar el Mundial, quiero volver a ganar, ganar todo lo que pueda”, enfatiza.
Leilani, quien va a cumplir dos años como cinturón marrón —uno de los más importantes (el negro es el de más alto nivel)— en el jiu jitsu, ya ha mapeado su próxima etapa en el jiu jitsu. Es más, ya lo viene realizando, pues es maestra de niños en este deporte, así como también a adultos que se están iniciando. Tras dejar su labor como mesera, su tiempo lo reparte por la mañana en los entrenamientos físicos y técnicos, para luego por la tarde dictar clases y luego realizar pesas, fuerza, como parte de su preparación.
“Eventualmente abriría una academia. Todavía no estoy pensando en eso porque creo que todavía tengo bastantes años como atleta antes de enfocarme al 100% en ser profesora. De hecho en un futuro quiero hacerlo, pero eso es más adelante”, admite. Bernales siente que aún tiene muchas páginas por escribir y de repente, a futuro, sin tenerlo en mente —de la misma forma en la que llegó al jiu jitsu— pueda ser la abanderada para forjar una federación nacional y ver a más peruanos en torneos internacionales.
“Ahora que he estado en Lima unos días he visto un progreso muy grande en la industria y en cuanto al rendimiento. Te puedo decir que hay chicos que están con un nivel superior al de Estados Unidos. Creo que lo que está faltando es un poco más de oportunidades, especialmente porque los campeonatos grandes, los que tienen fama internacional, están afuera”, concluye.
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