La selección peruana ha demostrado un cambio radical en el 2016. El punto de quiebre fue la Copa América Centenario, donde el entrenador Ricardo Gareca optó por renovar la blanquirroja. Se realizó una buena campaña con jugadores nuevos, que luego siguieron en las convocatorias en las Eliminatorias.
Es cierto que el equipo nacional dejó de ser un rival de jerarquía desde hace décadas, pero lo realizado en Asunción (goleada 4-1 en Defensores del Chaco) hizo que los ojos del mundo se posaran en Perú. Además, de repente los aficionados empezaron a creer en algo nuevo. Así lo precisó el medio estadounidense “These Football Times”.
Según la web, se detectó con exactitud que el mayor inconveniente de la selección peruana radica en la ausencia prolongada de futbolistas de élite. Si estos llegan a salir, son en épocas totalmente diferentes. Algo que no sucede con Argentina, Uruguay y Brasil.
“El problema de Perú es que no ha tenido una escuadra con un puñado de jugadores estrellas como Solano, Palacios, Pizarro y Guerrero simultáneamente. Como resultado, Perú no ha llegado a una Copa del Mundo desde 1982”, asegura el portal en mención.
Hasta el día de hoy ese obstáculo todavía perdura, pero no solo por la dejadez del entorno futbolístico, sino por la presencia de agentes externos. Por ejemplo, la tragedia aérea de Alianza Lima en 1987 y los eternos escollos de la política nacional.
“Varios factores han jugado un papel en la desgracia de la selección nacional en los últimos años. La catástrofe aérea de Alianza Lima en 1987 mató a 16 jugadores. Política, una economía en declive y la masa de terrorismo jugó un papel en la caída de la liga nacional. Los clubes peruanos sufrieron enormemente. El estado de la economía era tan pobre que el Estadio Nacional no se mantenía correctamente”, se agrega en la nota.
“El desarrollo de los jugadores es sólo una cara de la historia. La Primera División del Perú no se acerca al nivel de Argentina, Brasil, o incluso Chile y Colombia. Perú también es notoriamente rápido para disparar gestores”.
Con todos estos baches, cambiar la situación de la bicolor no es un trabajo que se logrará “de la noche a la mañana”. Pero, manteniendo una línea constante -como la que ejecuta Gareca- podremos ir recogiendo los frutos dentro de algunos años.
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