El pasillo del sector sur del estadio Nacional de Santiago era también una bomba de tiempo. La brisa fresca en el ocaso del verano chileno no llegaba disipar un ambiente rebosante de tensión y nerviosismo. Ahí, entre el secretismo absoluto de Marcos Calderón para hacer pública la alineación de Perú recién en el último instante, y el clima hostil que escalaba por una visita a Chile luego de conflictos diplomáticos que nos tuvieron al borde de la guerra; un cajón, una guitarra y una potente voz de tenor hacían fila en la puerta del camerino de la selección peruana, sin imaginar que minutos después, protagonizarían una de las escenas más poéticas y a la vez patrióticas del fútbol peruano. Eran Óscar Avilés, Arturo ‘Zambo’ Cavero y Augusto Polo Campos.
Cuando despiertan mis ojos y veo
Que sigo viviendo contigo Perú
Emocionado, doy gracias al cielo
Por darme la vida, contigo Perú...
Era un 6 de marzo de 1977 y la selección peruana estaba a minutos de enfrentar a su similar de Chile por las Eliminatorias al Mundial de Argentina 1978. Cuenta el exfutbolista Jaime Duarte que el entrenador Marcos Calderón había dado la orden de que nadie ingresara al camerino peruano. Calderón jugaba al misterio con un cambio resonante en la alineación: optaría por el oficio del volante-delantero Percy Rojas en lugar de la plenitud ofensiva de un Hugo Sotil.
El 1-1 conseguido en Quito ante Ecuador había fortalecido el espíritu de una selección que llegaba a Santiago con la obligación de, por lo menos, sacar un empate. Es en ese barullo que Óscar Avilés, Arturo ‘Zambo’ Cavero y Augusto Polo Campos logran ingresar ante la sorpresa de los jugadores.
Julio Meléndez, quien era el capitán, realizaba ejercicios de calistenia junto a los titulares como Rubén Díaz, Héctor Chumpitaz, José Velásquez y Teófilo Cubillas. Hacia el otro lado del camerino estaban también Juan José Muñante, Percy Rojas y Juan Carlos Oblitas, además de Eleazar Soria y el portero Ramón Quiroga. Todos, absolutamente todos, detenidos y absortos cuando el ‘Zambo’ Cavero se ubicó sobre su cajón y empezó con las clásicas palmadas, para reventar el aire con una voz salvaje y lírica al mismo tiempo. Y entonces comenzó... “A triunfar peruanos, / que somos hermanos/ que se haga victoria nuestra gratitud/ te daré la vida y cuando yo muera/ me uniré en la tierra contigo Perú…”.
El camerino, aquél último lugar donde un futbolista espera ser sorprendido, pareció desbordarse de emoción. El ‘Cholo’ Sotil, que ya sabía de su suplencia, se abrazó muy fuerte con sus compañeros y juntos intentaron más de una vez repetir el estribillo al borde de las lágrimas.
Había nacido el “Contigo Perú”
Según precisan los diarios de ese entonces, los duelos entre Perú y Chile se tomaban como una verdadera causa nacional y los argumentos para vencer en la cancha pocas veces tenían que ver con lo deportivo. En Perú gobernaba Francisco Morales Bermúdez. mientras Chile estaba supeditado a la dictadura de Augusto Pinochet. La fractura democrática también alcanzaba al plano futbolístico.
Luego de aquél inédito estreno, Perú salió a la cancha de Santiago con el ánimo hecho un tanque. Y aunque fue Chile el que se puso en ventaja primero, gracias a un derechazo cruzado de Sergio Ahumada, luego de sucesivos rebotes y que el ‘Loco’ Quiroga no pudo contener, aparecería Juan José Muñante a 20 minutos del final para el 1-1.
“Muñante borró esa idea en el minuto 28 del segundo tiempo con zurdazo desde la derecha, tan ilógico como sorpresivo”, repasaría la prensa chilena sobre el gol peruano. “En Lima seguro que ganamos, porque tenemos la mejor delantera del grupo”, diría Héctor Chumpitaz, otra de las grandes figuras que se erigieron en Santiago para el resultado.
“El espíritu de lucha de mis jugadores hizo posible esta correcta actuación. A Chile lo vi sin claridad, sin poder asumir nunca el dominio del match”, diría luego del partido el entrenador peruano Marcos Calderón, acalorado tal vez por lo que implicaba el resultado y emocionado seguramente por esa letra y lírica que estimuló el camerino y acompañó al equipo tras saltar al campo.
Una boleta y 15 minutos en el Haití
Seis días después, el “Contigo Perú” sería estrenado públicamente en la cancha del Estadio Nacional antes del 4-0 sobre Ecuador. Luego, el 26 de marzo de 1977 se repetiría la presentación antes del 2-0 sobre Chile que terminaría clasificando a la Blanquirroja a la segunda fase de las Eliminatorias, donde clasificaría a la Copa del Mundo luego de golear 5-0 a Bolivia.
Pasaron 41 años para que la emblemática canción, expresión máxima del criollismo y del amor incondicional a la selección peruana, retumbe en el Mundial de Rusia 2018. Con el tiempo, la canción sería también el himno de la resistencia a una pandemia, la letra que uniera a quienes debían estar distantes por el virus. Fue también el emblema de cada marcha popular y sobre todo, la letra más representativa del peruano que vive luchando: en la cancha, en la calle o en cualquier parte del mundo.
Quién hubiera imaginado que aquella canción había sido compuesta en 15 minutos por Augusto Polo Campos, según cuenta la leyenda, luego de tomarse una taza de café en el tradicional Haití, frente a la Plaza de Armas de Lima. La escribió de un tirón en una boleta de factura, tras el encargo del general Augusto Vinatea (ordenado por Francisco Morales Bermúdez) de escribir una canción que represente y motive a la selección peruana.
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