La compañía desarrolladora de genética, productora y exportadora de arándanos Inka’s Berries acaba de abrir operaciones en México, en alianza con un empresario local del sector farmacéutico, revela a Día1 su fundador Carlos Gereda.
“Estamos replicando el mismo modelo que en el Perú: hacer genética de avanzada, [instalar] campos propios y [ser] exportadores”, dice el ejecutivo, que dejó la gerencia general para asumir la presidencia ejecutiva de la firma a nivel global.
Según precisa, instalarán 70 hectáreas (ha) del berry en Valle de Santiago, en Guanajuato, al noroeste de la capital azteca. “Queremos complementar con la ventana mexicana que va de la quincena de diciembre a fines de marzo o inicios de abril”, explica tras comentar que en el Perú la cosecha comienza a mediados de julio y se extiende hasta fin de año.
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Sobre la inversión que realizarán en su nueva plaza, indica que ascenderá a US$3,5 millones, solo en la instalación del cultivo. El terreno pertenece a su socio, por lo que no precisarán adquirir nuevas tierras, señala Gereda.
EXCLUSIVOSPero la apuesta por México los llevará más allá del negocio de frescos (que supone el 80% de su facturación). La firma se prepara para lanzar ‘clubes de productores’, lo que les permitirá globalizar su genética. Empezarán en el Perú y México y en el 2021 aterrizarán bajo ese esquema en Huelva, España, informa el ejecutivo.
“La estrategia es tener un 10% [de la producción] de cada país”, sostiene y apunta que en México hay unas 5.000 ha, en Huelva otras 4.000 y en el Perú –que es el segundo proveedor global del berry– cerca de 9.000 ha.
¿Por qué Huelva? “Ya hay una industria desarrollada de arándanos. Hay 4.000 hectáreas sembradas y están buscando nuevas alternativas para el cambio genético porque ha tenido muchos problemas con variedades que ya están establecidas”, responde Gereda.
Hacia el 2021, la firma proyecta duplicar la facturación estimada para este año (S/50 mlls), tras completar la instalación de 200 hectáreas en Huacho, al norte de Lima. Según indica Gereda, aún no han dimensionado el impacto que tendrá México y España en su facturación en el corto plazo.