/ Artículo informativo
Hace 114 años, el 8 de marzo de 1908, una desgracia laboral marcó el rumbo de la historia para las mujeres y la lucha sindical. En un incendio en la fábrica Cotton en Nueva York, murieron 129 mujeres en un incendio luego que entraran en huelga permaneciendo en las instalaciones de la fábrica como muestra del descontento hacia las condiciones laborales del momento.
Sus reclamos se basaban en la reducción de la jornada de trabajo a 10 horas diarias (tiempo que excede las regulaciones actuales), un salario igual al que percibían los hombres (un pedido que, lamentablemente, aún no se ha logrado a su totalidad) y mejores condiciones de trabajo.
Frente a esto, el dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio, esperando que esto quebrantara a las mujeres en su interior. Sin embargo, eso no sucedió y todas murieron.
En 1909, Nueva York celebró el primer “Día Nacional de la Mujer” y en 19010, durante la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague se proclamó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las fallecidas dos años antes. Además, se discutió el sufragio universal para las mujeres.
No fue hasta 1977 que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) oficializó y rebautizó el día como: “Día Internacional de la Mujer”.
Aunque hemos tenido avances en el mundo respecto a la brecha de género, aún hay mucho por hacer, especialmente en un mundo donde la crisis climática afecta más a las mujeres y niñas en el mundo. “Las mujeres y las niñas sufren más el impacto de la crisis climática ya que ésta amplifica las desigualdades de género existentes y pone la vida y los medios de vida de las mujeres en peligro. En todo el mundo, las mujeres dependen más de los recursos naturales, tienen menos acceso a ellos y, a menudo, asumen una responsabilidad desproporcionada como encargadas de asegurar el suministro de comida, agua y combustible”, se puede leer la página web de ONU Mujeres.
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