A fines de la década de 1980, el Perú tenía, como porcentaje de su PBI, una deuda pública de casi 90% y un déficit fiscal de 11%. En ese entonces, nuestro país estaba quebrado económicamente. En diciembre del 2022, si bien nuestro país no tiene una de las peores finanzas públicas como hace tres décadas, el Perú está quebrado políticamente. Muestra de ello es que hace tan solo 4 días, luego de la juramentación presidencial de Dina Boluarte, nuestro país acumuló 5 presidentes en los últimos casi 7 años de gobierno. En este contexto crítico, reflexionamos sobre 4 los principales retos que están pendientes y que deberá resolver la era Boluarte.
El primer reto, y el más importante de todos, es recuperar el rumbo de nuestra economía. Desde el 2016, no tenemos claro hacia dónde va nuestro país. Hoy, el Perú está en emergencia, y para salir de este hoyo estamos obligados a dejar de ser un velero a la deriva. Establecer ese norte, que nos reencamine hacia la senda del desarrollo, exige, sobre todo, que nuestras principales autoridades de política, empezando por la presidenta, asuman un gran liderazgo, un liderazgo responsable que ha escaseado en los últimos años y que debe tener la capacidad de involucrar al resto de tomadores de decisiones en su visión de país. Si la presidenta Boluarte supera este primer reto, habrá encontrado la llave para resolver los otros 3 desafíos restantes.
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¿Cómo recuperamos el rumbo de nuestra economía? Mejorando la credibilidad del gobierno. Y ese es el segundo reto que tiene Dina Boluarte. La credibilidad del gobierno es la confianza que tenemos todos los agentes económicos en la capacidad de nuestros gobernantes. El gráfico 1 muestra cómo a lo largo de los últimos 7 gobiernos, en especial, en los últimos 3, se ha deteriorado la confianza de los inversionistas, hasta el punto que hoy estamos viviendo el periodo de contracción de expectativas de la economía más largo de las últimas dos décadas. Trabajar en la credibilidad es clave para que Dina Boluarte recupere la confianza de los inversionistas y coloque las expectativas de los consumidores y empresarios en terreno positivo. Un país pobre como el Perú no puede darse el lujo de que la inversión privada, el principal motor de crecimiento de los países, tenga un crecimiento de cero en el 2022, según las proyecciones del reporte de inflación del BCRP.
¿Cómo mejorar la credibilidad del gobierno? La credibilidad se construye a través de dos herramientas: una buena comunicación de política y un conjunto de acciones o señales que refuercen los anuncios realizados. Por ello, si la presidenta Boluarte anhela recuperar la credibilidad del gobierno y con ello, el rumbo de la economía, su tercer desafío económico es recuperar y mejorar con urgencia la calidad de la gestión pública del gobierno de turno. El gráfico 2 retrata la evolución del capital humano de los gestores públicos de los últimos 7 gobiernos. En la era Castillo se requería, en promedio, 5,5 años de educación y experiencia para ser ministro, muy por debajo de los 7,3 años promedio que se requería en el resto de administraciones. Rodearse de los mejores cuadros profesionales, con una combinación interesante de educación, experiencia y honestidad, daría al gobierno de Dina Boluarte una señal de seriedad, de incentivos correctos y de respecto a la meritocracia, que no solo es clave para recuperar la credibilidad del gobierno, sino también para salir de esta parálisis del aparato público y fortalecer las capacidades del Estado. Si queremos restablecer el rumbo de nuestras políticas públicas y dar una mejor prestación de servicios básicos y sociales, no podemos volver a cometer el error de subestimar la importancia de la calidad de los pilotos ministeriales.
El cuarto y último reto que tendrá la administración de Boluarte es evitar a toda costa que en el 2023 la inversión pública se derrumbe en el primer año de recambio de autoridades subnacionales, tal y como ha sucedido en el 2011, 2015 y 2019, con caídas en 11,2%, 6,9% y 1,5%, respectivamente. En un panorama complicado de empobrecimiento para las regiones, es importante que el ejecutivo corte este ciclo pernicioso que ha sido recurrente cada 4 años en las últimas dos décadas. Enseñar desde el Estado a ejecutar alto y bien a las nuevas autoridades electas es prioridad para reducir las brechas entre la capital y las regiones.
Estos son los 4 retos que tendrá que enfrentar la primera presidenta mujer de nuestra historia, una oportunidad única para reencaminar al Perú hacia la prosperidad.
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