La final del fútbol profesional, la Super Bowl, que disputan este domingo en Tampa los Kansas City Chiefs y los Tampa Bay Buccaneers, será una sombra económica de lo que normalmente es, con la presencia de una fracción de los espectadores habituales y las tradicionales apuestas reducidas un 37% a US$ 4.300 millones.
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El mercado de los anuncios de televisión, también va a resultar afectado a consecuencia del impacto de la COVID-19 en todo Estados Unidos. Este año, la cadena de televisión CBS tiene los derechos de transmisión del partido, lo que le supondrá centenares de millones de dólares ingresos en concepto de anuncios.
No en vano, la Super Bowl es el espacio más valioso de la televisión estadounidense, al aglutinar hasta 100 millones de telespectadores en el país, tanto a través de los clásicos aparatos de televisión como en canales digitales.
El año pasado, Fox tuvo los derechos para la transmisión de la Super Bowl LIV, lo que le supuso alrededor de US$ 600 millones de ingresos en publicidad, de los que US$ 435 millones fueron de los anuncios emitidos durante el partido que disputaron los Kansas City Chiefs y los San Francisco 49ers.
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Entonces, Fox cobró una media de US$ 5,6 millones por un espacio de 30 segundos durante el partido. Y dependiendo del año, la Super Bowl puede atraer entre 40 y 50 anuncios televisivos.
Este año, CBS también abrió el proceso de venta de cada 30 segundos de publicidad en unos US$ 5,6 millones, lo que ya supone un descuento. Pero es que además, para noviembre de 2019, Fox ya había vendido todos los espacios publicitarios disponibles mientras que este año, CBS parece que ha cerrado su último contrato de venta hace escasos días.
Y según la publicación del sector publicitario AdWeek, para animar a la venta de todos los espacios disponibles, CBS se vio forzada a ofrecer a mediados de enero “spots” por US$ 5,5 millones.
Mientras, los espacios publicitarios en los canales digitales se han vendido en alrededor de US$ 300.000. Y los espacios que se emiten antes del partido, se cobran hasta por US$ 3 millones.
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Pero no es solo una cuestión de dinero lo que hace está Super Bowl LV diferente en el aspecto publicitario. A los anunciantes tradicionales, como la cerveza Budweiser, se han unido este año algunas de las empresas que se han beneficiado de la pandemia, como las de entrega de comidas a domicilio o Logitech, que fabrica accesorios para ordenadores.
Los que más van a resultar afectados por los efectos de la pandemia en la Super Bowl van a ser las casas de apuestas.
La final del fútbol americano es uno de los días más importantes para el sector de apuestas deportivas en Estados Unidos. El año pasado, la Super Bowl LIV generó US$ 6.800 millones en apuestas.
Pero este año, la American Gaming Association (AGA) advirtió hace unos días que las apuestas sumarán “solo” US$ 4.300 millones, un 37% menos que hace un año. A pesar de ello, AGA dijo que prevé que hasta 23,2 millones de estadounidenses apuesten dinero en el partido.
“La esperada caída en el conjunto de las apuestas de la Super Bowl es casi en su totalidad causado por las restricciones de la pandemia, con las mayores caídas previstas en apuestas online y apuestas informales que se realizan en ambientes sociales”, explicó AGA.
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Y es que este año el número de grandes fiestas organizadas para ver la final en grupo serán muy inferiores a las de otros años por las restricciones que existen en la mayoría de los estados del país.
No solo habrá menos fiestas. La Super Bowl LV será la que tendrá menos público presente en la historia de la final. Aunque el estadio Raymond James de Tampa tiene capacidad para 65.000 personas, la organización ha decidido que solo se permita la entrada a 22.000 personas.
Y de estas, 7.500 serán trabajadores del sector sanitario que han sido vacunados contra la covid-19 y que han recibido una entrada de forma gratuita como forma de agradecimiento por su trabajo durante la pandemia.
El resto, 14.500, serán aficionados que han pagado su entrada y que han sido seleccionados a través de un sorteo.