A diferencia del 2020, esta nueva cuarentena toma mejor preparadas a las empresas del sector farmacéutico. “Los laboratorios son más optimistas porque ya tienen claro cuáles son las herramientas, especialmente las digitales, que tienen que usar para seguir operando en el confinamiento forzado”, revela Vanessa Vertiz, presidenta de la Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos (Alafarpe).
Recuerda que el año pasado la situación los tomó desprevenidos y muchos no estaban listos para atender de manera virtual, teniendo también que sortear problemas de abastecimiento y de la cadena de suministro.
Pese a ello, y aunque de manera dispar, este mercado logró crecer, ya que las categorías relacionadas con el COVID-19 se dispararon (como los antibióticos tipo la azitromicina y la hidroxicloroquina) y las ajenas a este cayeron, debido a que perdieron la atención del segmento de pacientes que por la pandemia no pudieron continuar con sus tratamientos de enfermedades crónicas, asegura.
Precisamente, sostiene que lo más preocupante dentro de toda esta coyuntura es que no se ha logrado mejorar el acceso a los medicamentos. “De los 247 principios activos que los laboratorios han generado en investigación y desarrollo, y que presentaron en 2020, solo 110 obtuvieron registro sanitario por parte de la Dirección General de Medicamentos Insumos y Drogas-Digemid”, detalla.
De esta manera, la industria no solo tiene que lidiar con la pandemia, sino también con barreras burocráticas que solo hacen que la innovación no llegue oportunamente a los peruanos, señala Vertiz. “La Digemid se toma 24 meses para la aprobación de un registro, lo cual está fuera de los promedios de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico-OCDE, que no superan los seis meses. No podemos esperar tanto para que tratamientos innovadores y más eficientes lleguen a los peruanos”, acota.
“Ante ello, estamos trabajando con la Digemid para tratar de agilizar los procesos de revisión y aprobación, sobre todo, cuando el principio activo viene de países de alta vigilancia donde pasan controles muy rigurosos como los de FDA, por ejemplo”, acota.
BARRERAS DE ACCESO
Asegura, además, que no solo hay barreras de tipo regulatorio que dificultan la mejora en la calidad de vida de las personas, también hay barreras de acceso respecto a cómo hacer que estos tratamientos, una vez aprobados, reciban la cobertura debida y sean reembolsados oportunamente.
“Si hablamos de tratamientos oncológicos, el sistema público tarda entre 14, 15 y hasta 18 años en decidir comprarlos y en que sean reembolsados, lo cual es una desventaja comparado con países vecinos como Ecuador, Colombia y Chile”, considera Vertiz.
Precisa, por ejemplo, que hay medicamentos biológicos mucho más eficientes para tratar y combatir el cáncer de colon pero que, ante su mayor costo, el sistema público no adopta y continúa apostando por las quimioterapias o radioterapias que generan efectos adversos y un mayor gasto en hospitalizaciones; sin embargo, en la historia de la enfermedad el uso de estos productos biológicos tienen mayor costo de eficiencia.
“Si hay mejores tratamientos por qué no adoptarlos y dejar de usar medicamentos que en otros países perdieron vigencia hace 10 años. No somos un país pobre, solo nos falta gestión. El año pasado no se usaron S/ 33 millones que estaban destinados para comprar medicamentos”, asevera la representante gremial.
Recuerda que en 2020 el tema salud se puso debajo de todo por el COVID-19, pero que desde Alafarpe –que agrupa a 23 empresas nacionales y extranjeras– continúan comprometidos con impulsar la investigación, el desarrollo, diagnósticos, medicamentos y vacunas, para así cerrar la brecha y asegurar la cobertura de la atención médica en el país.