Este 16 octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, fecha que busca generar conciencia sobre un tema central: la lucha contra la inseguridad alimentaria en el mundo. Nos recuerda también el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y sus esfuerzos por construir sistemas agroalimentarios sostenibles.
Este año, el lema de la jornada será “el derecho a la alimentación para una vida mejor y un mejor futuro”. El derecho a la alimentación significa que deben existir alimentos adecuados, seguros, disponibles y accesibles para todos. Lamentablemente, muchas personas aún pasan hambre o no tienen acceso a una alimentación de calidad.
Un informe de la FAO reveló que entre 2021 y 2023 más de la mitad de la población peruana, aproximadamente 17,6 millones de personas, enfrenta serios problemas para acceder a alimentos suficientes y nutritivos. Esto posiciona a Perú como el país sudamericano con la mayor inseguridad alimentaria.
Es en este contexto que, como empresarios, debemos asumir un rol activo para buscar soluciones ante esta problemática que aún toca nuestras puertas. Más allá de sumarnos a fechas clave en el calendario y a actos protocolares, tenemos como industria de alimentos que promover una agenda que impulse alimentación de calidad accesible para todos. Se requiere más inversión, mejores políticas públicas, duplicar los esfuerzos en innovación y desarrollo, y apostar aún más por la tecnología. Son rutas que nos deben ayudar a cerrar brechas.
Es necesario además fomentar espacios donde podamos discutir y buscar soluciones efectivas a los desafíos vigentes en el país en materia de alimentación como son, entre otros, el aumento de la pobreza y la malnutrición, el déficit de especialistas en nutrición y las dificultades para el diagnóstico y atención oportuna de enfermedades relacionadas con deficiencias nutricionales.
Promover el acceso a alimentos fortificados, ofrecer alternativas a precios accesibles, impulsar sistemas de distribución optimizados, mejorar el sistema de salud poniendo énfasis en la atención a las poblaciones más vulnerables y acelerar el alcance de la educación nutricional para las familias, son algunas de las alternativas que debemos explorar para abordar esta problemática. Un país como el Perú con gran diversidad culinaria no puede darse el lujo de limitar el acceso equitativo a alimentos nutritivos.
Por otro lado, debemos recordar que el Día Mundial de la Alimentación es también un momento para reflexionar sobre los productores de alimentos, en particular, de los pequeños agricultores y ganaderos. Sin ellos, no podremos cubrir la demanda futura de alimentos con alto contenido nutricional. Por ello, como parte del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) Hambre Cero, se busca, para el 2030, duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala. Aún falta mucho para lograrlo. Se necesita de más inversión y el impulso de mejores prácticas.
Como líderes empresariales también nos toca estimular a que nuestros trabajadores, proveedores, distribuidores, y demás eslabones de la cadena de valor estén sensibilizados de los problemas que enfrentamos como sociedad en materia alimentaria y cómo podemos ser parte de la solución. Tenemos que hacer más.