Luego de la gran crisis económica causada por los efectos negativos del COVID-19, la economía de Estados Unidos (EE.UU), tuvo un rápido rebote, para después entrar en una senda de crecimiento sostenido. Una parte de la explicación fue el efecto de la apertura económica luego de las cuarentenas, pero más importante fueron los descomunales estímulos económicos, tanto por el lado monetario como por el fiscal.
La economía pudo asimilar bastante bien los estímulos, y el optimismo continuó, sin embargo, en el camino el gran obstáculo es la disrupción en la cadena productiva que se está generando, principalmente por tres canales.
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El primero, es la escasez de los semiconductores, componente clave en la industria de productos electrónicos. Una explosión de demanda de teléfonos inteligentes, equipos de red 5G, y componentes tecnológicos más avanzados por parte de los consumidores en todo el mundo significó que los fabricantes de chips tuvieron dificultades para cumplir con los pedidos de los fabricantes de diversas industrias, como automóviles, electrodomésticos, etc.
En un primer momento se pensaba que estos cuellos de botella en el abastecimiento podrían ser temporales, sin embargo, la escala de la interrupción muestra una seria vulnerabilidad de los fabricantes a cualquier interrupción en una cadena de suministro de semiconductores, dominada por unos pocos jugadores. La escasez de este importante insumo está desequilibrando cadenas de producción enteras. Por ejemplo, la producción de automóviles de EE.UU. bajó un -7,2% en septiembre, ya que la escasez de chips impidió que las compañías automotrices aumentaran la producción en respuesta a un aumento en la demanda.
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El segundo canal, es la escasez de mano de obra en EE.UU. En parte la escasez se debe al fortísimo incremento de la demanda de mano de obra luego de la apertura económica post cuarentena. Si bien muchos de los puestos de trabajo eliminados durante la cuarentena, producto del cierre de plantas y negocios se repusieron rápidamente, la necesidad de mano de obra como consecuencia del desborde de la demanda de bienes y servicios por parte de los consumidores fue demasiada.
Adicionalmente, hubo una contracción de la oferta de mano de obra, pues muchas personas decidieron salir del mercado laboral por las siguientes razones: 1) los subsidios económicos por parte del gobierno fueron un incentivo muy fuerte para no regresar a trabajar; 2) la percepción de riesgo por la segunda y tercera ola de la pandemia; 3) el cierre de las escuelas forzó a muchos padres a quedarse en casa para atender a sus hijos.
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El tercer canal, es la política de “Cero-Covid” en algunos países (principalmente China), que está generando el cierre de varios puertos y almacenes que son claves para el comercio exterior.
Estos factores, además de generar una fuerte traba en el crecimiento económico, están generando también presiones inflacionarias. En la medida en que estos factores se normalicen, deberíamos ver también una menor inflación global y un mayor crecimiento económico.