Recientemente, tuve la ocasión de viajar a China y visitar el puerto de Tianjin, que ha sido tomado como referencia para la construcción del puerto de Chancay. Esta experiencia me permitió ver de cerca la infraestructura y eficiencia que han convertido a China en una potencia mundial.
De los ocho puertos más grandes del mundo, seis se encuentran en China, y esto es resultado de una visión clara y una ejecución eficiente, aspectos a incorporar en nuestro camino hacia el desarrollo. Tianjin es un ‘smart port’, parte de una red global de puertos inteligentes que optimizan sus operaciones con alta tecnología.
Huawei ha estado a cargo de parte de los trabajos de conectividad que potencian la eficiencia de Tianjin y está trabajando también como proveedor tecnológico del puerto de Chancay.
Uno de los pilares del éxito chino es su orientación hacia la meritocracia. El talento y el esfuerzo son valorados y recompensados, generando una clase empresarial y técnica altamente capacitada. El Perú necesita replicar este enfoque en el sector público y privado. Si bien tenemos potencial, solo podremos avanzar si priorizamos el mérito y la capacidad.
China ha entendido que el desarrollo económico sostenible requiere de una visión a largo plazo. Por eso, ha invertido en infraestructura, educación y tecnología, bases para un crecimiento continuo. Por ejemplo, con tecnología 5G y trenes de alta velocidad ha revolucionado la conectividad global y el transporte.
Replicar este enfoque e invertir en proyectos como el puerto de Chancay mejorará nuestra capacidad logística y nos conectará con mercados internacionales, generando beneficios a largo plazo.
Este viaje me permitió ver cómo China ha aprovechado su ubicación geográfica para convertirse en un centro logístico mundial. El Perú también puede posicionarse como punto estratégico en el Pacífico, pero necesitamos más inversión.
Cabe destacar que el Ejecutivo está impulsando un proyecto de ley para crear “Zonas Económicas Especiales” que darían flexibilidad tributaria y aduanera a los inversionistas. Esto es clave para atraer inversiones chinas, americanas y europeas que nos ayuden a industrializar el Perú.
El éxito de China ha dependido de su capacidad industrial y tecnológica, pero también de su enfoque en la importación de alimentos y materias primas, especialmente del agro y la minería. Para el Perú es una oportunidad, pues contamos con recursos agrícolas y mineros de primer nivel, y podemos ser proveedores estratégicos.
Si bien China no es un modelo perfecto, su éxito económico nos ofrece varias lecciones. Ha logrado generar un entorno favorable para la inversión, basado en un enfoque a largo plazo y la creación de un ecosistema eficiente. El Perú tiene los recursos naturales y el talento para lograrlo, pero es indispensable ser más estratégicos y comprometidos con el largo plazo.
China ha demostrado que el progreso es posible cuando hay orden, disciplina y meritocracia. El reto de convertirnos en un país moderno y competitivo está ahora en nuestras manos.