En el 2020 las exportaciones peruanas se contrajeron 15,7%, situándose en poco más de US$ 39 mil millones, el mayor retroceso comparado con las dos crisis anteriores (crisis financiera internacional del 2009 y la crisis de deuda del 2015). Las exportaciones tradicionales cayeron 19,1% y las no tradicionales en 7,9%.
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En este escenario de pandemia por el COVID-19, el sector exportador ha enfrentado la concurrencia de cuatro shocks negativos que han afectado su desenvolvimiento: shock de demanda ante la recesión económica en nuestros principales mercados de destino; shock de precios de los commodities, principalmente el cobre en el primer semestre de 2020, afectados por las perspectivas negativas sobre la demanda industrial; shock de oferta ante la cuarentena estricta que se impuso en el Perú; y shock logístico ante el cierre inicial de puertos, sobre todo en China, y la consecuente demora en los itinerarios y escasez de contenedores.
De esta forma, el número de empresas exportadoras se situó en 7.285, es decir, 618 menos que en el 2019, las cuales exportaron 3.984 diferentes productos (175 menos) a 174 mercados (4 menos). El PBI total asociado a las exportaciones se contrajo 15% en el 2020, situándose en US$63.5 mil millones; es decir, redujo su aporte total a la economía peruana en 1,2 puntos porcentuales al contribuir con el 31,2% del PBI. Por su parte, el empleo total asociado a las exportaciones se situó en tres millones, número menor en 173.200 puestos de trabajo, representando una caída de 5,4%.
El próximo presidente de la República y su equipo ministerial tendrá sobre sus hombros la importante tarea de controlar la crisis sanitaria por el COVID-19 y a su vez recuperar la economía peruana y las exportaciones, por lo cual resulta clave conocer sus planteamientos.
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Por este motivo, entre el 16 de febrero y el 30 de marzo, la Asociación de Exportadores – ADEX, viene desarrollando el ciclo virtual de Encuentros con los Candidatos Presidenciales 2021 “Por la Reactivación y Desarrollo de las Exportaciones Peruanas”, en un esfuerzo por conocer en detalle las propuestas concretas que plantean para el sector exportador y aportar a un voto informado por parte de todos los peruanos.
Hasta el momento, hemos contado con la participación de siete candidatos: Daniel Urresti de Podemos Perú, Rafael López Aliaga de Renovación Popular, Yonhy Lescano de Acción Popular, George Forsyth de Victoria Nacional, Verónika Mendoza de Juntos por el Perú, Julio Guzmán del Partido Morado y Keiko Fujimori de Fuerza Popular; es decir, representantes de todo el espectro de posibilidades ideológicas en materia económica y social. Más allá de lo que puedan decir sus planes de gobierno en el papel, hasta el momento ha resultado interesante escuchar de sus propias voces el énfasis y prioridades de sus planteamientos.
Desde la perspectiva de los exportadores, los candidatos coinciden en una serie de propuestas positivas como la necesidad urgente de apoyar financieramente a las empresas en el muy corto plazo para evitar su quiebra, especialmente las pequeñas y microempresas, con planteamientos que incluyen aumentar recursos a los fondos de garantía de créditos existentes, ampliar el periodo de gracia y de pago de los créditos garantizados, crear una banca de fomento sobre la base de COFIDE, entre otros.
Un segundo aspecto relevante de coincidencia es el relativo a mejorar la competitividad del país, siendo fundamental para este fin el desarrollo de infraestructura. La mayoría de los candidatos compartió propuestas muy detalladas respecto de tramos y kilómetros de carreteras nacionales, regionales y locales por construir; trenes; puertos; aeropuertos; parques industriales y zonas francas; proyectos de irrigación; redes de fibra óptica de Internet; entre otros.
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Si en estos momentos se preguntan: ¿de dónde van a salir los recursos?, pues aquí empiezan algunos matices. Los candidatos plantean alternativas de todo tipo, desde asociaciones público–privadas y fondos de fideicomiso privados, hasta crear un ministerio de infraestructura o aumentar el gasto en inversión pública en dos puntos del PBI adicionales.
Otra coincidencia favorable (al menos en el discurso) se centra en reconocer los beneficios de la integración global y las oportunidades de negocios generadas por los tratados de libre comercio, señalando que se debe continuar con la puesta en vigencia del acuerdo Transpacífico, la negociación del TLC con India y la apertura de nuevos mercados. Asimismo, consideran necesario apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) para que puedan aprovechar las oportunidades existentes en los mercados internacionales.
Se preguntarán, ¿están seguros de que todos apoyan los TLC? La respuesta es sí, pero, por supuesto, con algunos matices. Hay candidatos que no cuestionan los beneficios alcanzados, pero consideran necesario renegociar algunas obligaciones, como las referidas a la protección de inversiones y los mecanismos de solución de controversias entre inversionista y Estado. Otros consideran apropiado continuar la apertura comercial, pero protegiendo sectores que consideran afectados, como textil y calzado.
También coinciden en que el nivel de confrontación entre peruanos no puede continuar y se impone la urgencia de promover el diálogo para encontrar las mejores soluciones a los retos del país y resolver los conflictos sociales en un escenario global aún incierto. Los mensajes van desde las arengas y la buena voluntad hasta acciones concretas como fortalecer las mesas ejecutivas público-privadas y permitir el apoyo del sector privado en el proceso de vacunación.
En ese punto, permítanme una apreciación muy personal, algunos candidatos suenan más creíbles que otros a la luz de sus antecedentes.
Comprenderán que no todas las propuestas se consideran positivas. Los candidatos también han sido pródigos en ofrecimientos generales sin sustento concreto sobre como los implementarán ni los resultados esperados. Frases comunes como “diversificación productiva”, “generar valor agregado”, “cadenas productivas”, “asociatividad empresarial”, “reducción de trámites”, “crédito barato”, son las preferidas en época electoral y esta campaña no es la excepción.
Las iniciativas que implican incrementos significativos del gasto público o reducción de ingresos tributarios también estuvieron presentes sin mencionar de donde saldrán los recursos alternativos que lo sustenten. Proponen aumentar el gasto en inversión pública, incentivos tributarios al emprendimiento y a la generación de valor agregado, entre otros. Suena muy atractivo, pero se necesitan detalles, sustento económico y presupuestal.
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De igual manera, existe un interés muy amplio en crear nuevas instituciones o fusionar ministerios. Estos nuevos ministerios o instituciones estarían a cargo de las obras públicas o infraestructura, planificación, digitalización, e innovación, ciencia y tecnología. Entre las fusiones, algunos proponen una reducción significativa hasta quedar con solo diez ministerios, casi como si fuera un número mágico que dotará de eficiencia al aparato público. El problema de fondo no es el número de ministerios o instituciones sino la eficiencia del gasto público, pero escasean las propuestas en dicha dirección.
Quizás la propuesta más cercana a las necesidades del sector exportador es la referida a fusionar a las autoridades sanitarias Senasa, Sanipes, Digesa y Digemid, claros obstáculos para un mayor dinamismo en los mercados internacionales y a la luz de la experiencia tampoco eficientes en el control de la sanidad nacional; sin embargo, se requiere mayor detalle.
También hemos escuchado propuestas que preocupan significativamente a los exportadores. El actual ambiente de confrontación y desconexión entre el Congreso, el Gobierno y el sector privado, genera un caldo de cultivo de propuestas y cambios normativos antitécnicos que generan inestabilidad y afectan las perspectivas de futuro del país. Un ejemplo claro es la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria por el actual Congreso, hecho que la mayoría de los candidatos relativiza priorizando no perder votos en un escenario electoral tan ajustado.
Otro asunto preocupante es el desconocimiento de la normativa y compromisos internacionales del Perú en materia de defensa comercial, es decir, de los instrumentos existentes para luchar técnica y legalmente con prácticas desleales en el comercio internacional, como el dumping o los subsidios o inclusive el incremento súbito de las importaciones. Este desconocimiento lleva a algunos candidatos a ofrecer medidas proteccionistas para ciertos sectores que luego de llegar al gobierno no podrán cumplir sin afectar las reglas y compromisos internacionales, poner en riesgo la integración global del Perú y afectar las relaciones bilaterales con medidas de retaliación contra nuestras exportaciones.
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De igual manera, a pesar de la desmejorada situación de las finanzas públicas y los claros ejemplos históricos de la ineficiencia y dispendio de recursos que significan, existen propuestas relacionadas a crear nuevas empresas públicas, como una línea aérea de bandera; o aumentar el capital a un Banco Agrario, el cual no solamente ha demostrado poca eficiencia para apoyar con créditos competitivos a los agricultores sino que ha sido ejemplo de manejo poco transparente de sus recursos poniéndose en situación de inviabilidad económica financiera.
Finalmente, la mayoría de los candidatos propone fusionar el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, ya sea con el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Economía y Finanzas o el Ministerio de la Producción. No solo desconocen que esa situación ya existió en el pasado con un pobre desempeño, sino los resultados alcanzados frente al presupuesto asignado, es decir, la rentabilidad y eficiencia.
Este pequeño ministerio creado en el año 2002 cuenta con profesionales altamente técnicos y especializados, y una filosofía de trabajo conjunto con el sector privado que ha permitido la integración del Perú al mundo a través de más de 20 acuerdos comerciales con nuestros principales socios comerciales, facilitar significativamente los trámites con la Ventanilla Única de Comercio Exterior y apoyar la internacionalización de las Mipyme con el Programa de Apoyo a la Internacionalización, con lo cual se ha logrado multiplicar casi por siete las exportaciones no tradicionales, situación sin comparación en nuestra historia republicana. El sector exportador no puede quedarse sin una voz especializada y técnica en el aparato público.
En las siguientes semanas, ADEX seguirá en el esfuerzo de brindar un espacio para escuchar los planteamientos de candidatos como Salaverry, Beingolea, Santos, Acuña y Arana. Quedan invitados porque el Perú requiere que tomemos una decisión responsable e informada.