Quedan pocos días para terminar el año y quise revisar cuán acertadas estuvieron las predicciones de inicios del 2021 para el entorno económico y de mercados financieros y luego compartir mis nuevas perspectivas para el año que se nos viene.
El 2021 se ha caracterizado por retornos bastante heterogéneos entre clases de activo y regiones. Por ejemplo, la rentabilidad de los mercados de acciones ha sido significativamente superior a la de bonos, principalmente como resultado de un entorno de recuperación económica a nivel global muy favorable para las acciones, pero también por mayores expectativas inflacionarias y alzas en tasas de interés que afectaron negativamente a los bonos.
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En términos regionales, los mercados de acciones de países y regiones desarrolladas, como Estados Unidos y Europa, destacaron por sobre los mercados emergentes. Entre los principales factores, esto se produjo por un mejor ritmo de crecimiento a raíz de una reapertura económica más rápida, un proceso de vacunación más veloz y a la capacidad de mantener una política monetaria estimulativa más agresiva y por un mayor tiempo.
En el caso de la renta fija, los activos que destacaron fueron también los de mercados desarrollados y los instrumentos de mercados emergentes denominados en dólares y con corta duración, debido a un entorno de tasas al alza y un dólar fuerte.
A inicios de año sostuve que los estímulos monetarios y fiscales continuarían y serían dos motores los que impulsarían la recuperación económica. Con ello, se iba a producir retornos en activos de mayor riesgo. Entre estos activos destacan las acciones, y en especial las regiones más rezagadas, y los índices compuestos principalmente por sectores cíclicos. La primera predicción efectivamente se concretó, pero no fueron los mercados más rezagados y cíclicos los que tuvieron mayores retornos sino, nuevamente, el mercado estadounidense liderado por el sector tecnológico. Al igual que durante el 2020, los mercados emergentes decepcionaron este año, arrastrados por mayores riesgos en China.
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A nivel local, la Bolsa de Valores de Lima (BVL) decepcionó y no tuvo la recuperación que se esperaba, principalmente debido a una mayor incertidumbre política. Esto también afectó a otros activos locales como los bonos soberanos y el sol. Equivocadamente predije que nuestra moneda se apreciaría, beneficiándose de un mayor ingreso de dólares por concepto de un incremento en las exportaciones mineras. Si bien esto último sí se dio, sostenido por los altos precios de los metales, el dólar se mostró muy fuerte a nivel global y la incertidumbre política interior hizo que grandes flujos del billete verde salgan del país afectando la cotización de la divisa nacional.
De cara al próximo año, enfrentamos un entorno complicado ante las altas valorizaciones tanto de las acciones como de los bonos. A esto debemos añadirle el riesgo de mayor inflación y el inicio de los retiros de estímulos monetarios por parte de los grandes bancos centrales del mundo. Para que los precios de los activos se sostengan, se va a requerir que el crecimiento económico que hemos visto este año se repita y que no se presenten errores de política monetaria.
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A pesar del complicado contexto, me inclino a apostar nuevamente por los mercados de acciones versus los de bonos, ya que estos últimos enfrentan un entorno aún mas complicado por niveles de tasas excepcionalmente bajas y ‘spreads’ de crédito cercanos a mínimos históricos. A diferencia del 2021, pienso que podemos ver algunos activos y regiones que tuvieron pobres desempeños destacando en los siguientes meses. Entre ellos las acciones chinas y los bonos de mercados emergentes emitidos en monedas locales, ya que ambos se encuentran bastante descontados y los factores que los afectaron negativamente se irían diluyendo.
En cuanto al mercado local no puedo ser muy optimista. Es muy probable que la incertidumbre política se mantenga en los siguientes meses, generando un entorno negativo para las acciones a pesar de que seguiremos viendo a muchas empresas, en especial las mineras, pagando grandes dividendos. Es probable que el sol continúe la tendencia deprecatoria mostrada en el 2021, a pesar de un entorno internacional que continuará favorable para nuestras exportaciones. Para este 2022 soy algo más positivo en mi perspectiva para los bonos soberanos, debido a que el Banco Central de Reserva ha avanzado mucho en su ciclo de subida de tasas y también a que los ‘spreads’ de estos instrumentos se ven interesantes en comparación con su historia. En un año podremos ver si finalmente estas perspectivas terminaron materializándose.