Así como algunas veces se juntan las deudas, puede pasar que se junten los episodios de ingresos, sea porque recibió utilidades, cambió de empleo y tiene la CTS o heredó el capital de un familiar, por citar algunos ejemplos. En una situación como esta la recomendación de los especialistas es pagar las deudas.
¿Pero, qué deuda debo priorizar para pagar si tengo más de una? ¿La de las tarjetas de crédito? ¿El préstamo en cuotas? ¿La hipoteca? ¿Y si solo me alcanza para pagar una parte del capital, qué debo hacer con la deuda restante? ¿Disminuir mi cuota o disminuir el plazo?
Según los expertos, la deuda que se debe priorizar es la más costosa y por lo general es la de las tarjetas de crédito.
“Siempre se deben pagar primero las deudas más caras, la razón es porque estas crecen más rápido cuando no las pagas”, señala Fernando Arrunátegui, decano de la Facultad de Gestión de ISIL.
En promedio, las tasas de interés de las tarjetas de crédito de los cinco bancos que concentran el 80% de este negocio se sitúan entre 23,51% y 62,13%; en tanto que las tasas de los préstamos en cuotas hasta un año se ubican entre 14,12% y 26,80%, según la SBS.
Arrunátegui explica que usualmente las deudas con tarjeta de crédito son las más caras, seguidas por las de préstamos personales y vehiculares; mientras que las más baratas son las deudas hipotecarias.
Enrique Díaz, director de la consultora Mercado de Capitales y Finanzas (MC&F), añade que bajo ningún motivo las personas debemos tener deudas de tarjetas de crédito en el balance.
-
¿PLAZO O CUOTA?
Si el dinero que tenemos solo nos alcanza para pagar una parte importante de la deuda y queremos decidir entre mantener la cuota –el pago habitual que hacemos– para acortar el plazo o conservar este para hacer un menor pago mensual, lo que debemos tener en cuenta es nuestro flujo de caja.
Díaz, de MC&F, recomienda que si nuestro flujo de caja es volátil, lo mejor es mantener la cuota para reducir el plazo y pagar la deuda en el menor tiempo posible.
Por su parte, Arrunátegui, de ISIL, indica que también debe tomarse en cuenta la sostenibilidad de mantener la cuota vigente.
Precisa que si tenemos dudas sobre el futuro de nuestros ingresos, lo mejor es reducir la cuota, manteniendo el mismo plazo, de modo que sea más factible pagarla.
Tanto Arrunátegui como Díaz señalan que las personas deben responder esa pregunta a través de la determinación de su capacidad de endeudamiento.
Según Arrunátegui, existe una regla empírica que señala que no se debe contraer deudas que comprometan en conjunto más de un tercio de nuestro ingreso neto. Así, si ganamos S/.1.000 netos al mes, no deberíamos destinar más de S/.333 por deudas.
“No obstante, es importante indicar que el límite real depende de nuestros ingresos y las cargas familiares que soportamos. Por ejemplo un padre con dos hijos tiene menos holgura para pagar deudas que un soltero, asumiendo que los dos ganan lo mismo”, dice.
Díaz subraya que si se quiere tener una señal de alerta sobre el límite de nuestra capacidad de endeudamiento, nuestra deuda no debe consumir más del 40% de los ingresos mensuales.
Así, mientras más lejos podamos estar de ese límite, será más saludable para nuestras finanzas.
Ambos especialistas comentan que las personas deben usar la consolidación de deudas como una oportunidad para obtener el nivel de endeudamiento adecuado, sobre todo en los casos en que el ahorro no es posible y se requiera del endeudamiento para cubrir emergencias, aunque coinciden que las emergencias deben cubrirse con el ahorro.