Apurímac está en proceso de convertirse en la región que más inversiones mineras atraerá en los próximos años. De los US$63.115 millones de inversión que mantiene como cartera el Perú, el 30,37% (cerca de una tercera parte) la tiene Apurímac con US$19.170 millones.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
No se hace gran minería en Apurímac aún. La primera será la operación de Las Bambas, la cual está en las últimas fases de su construcción. Hay, sí, minería catalogada como pequeña, artesanal y hasta informal. Se realiza en minas como Selene, en Aymaraes, o Chama, en Antabamba. Actualmente existen alrededor de veinte mil mineros artesanales en la región. Hay once proyectos en exploración en Apurímac.
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El cobre será el metal estrella de la región. Solo sus tres proyectos más importantes: Las Bambas, Los Chancas y Haquira, aportarán más de medio millón de toneladas finas de cobre por año a la producción nacional de este metal.
Los Chancas está todavía en estudios para ver si primero se hace la lixiviación y luego la flotación, o las dos al mismo tiempo. Costaría US$1.200 millones y produciría cien mil toneladas de cobre y 7.5 toneladas de molibdeno y algo de oro. Los Chancas podría tardar en desarrollarse pues bajo el telescopio de la empresa es más importante ampliar Cuajone, que podría venir en el segundo semestre del 2016.
La empresa que sí está yendo muy en serio en Apurímac, aparte de Minmetals con Las Bambas, es First Quantum, con su proyecto Haquira. La construcción de la mina del proyecto cuprífero iniciará en el 2016 y, en consecuencia, comenzará sus operaciones comerciales a inicios del 2019. Durante los primeros diez años de vida de la mina se extraerán 230 mil toneladas de cobre anualmente, mientras que los estudios preliminares arrojan una inversión estimada en US$2.800 millones.
Los recursos medidos e indicados en el yacimiento, ubicado en Apurímac, a la fecha, son de 3,7 millones de toneladas de contenido equivalente en cobre y 2,4 millones, los inferidos. Haquira, de darse las cosas como se esperan, sería el segundo proyecto en iniciar producción en la región, luego de Las Bambas, aunque, a fuerza de conjeturas, y como dice Juan Mendoza, el director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico, viene un poco atrasado.
Por su parte, Compañía de Minas Buenaventura tiene el proyecto Trapiche, donde se han identificado 730 millones de toneladas de cobre con una ley de 4%, algo de molibdeno y 3,2 gramos de plata por tonelada de tierra movida. Sin embargo las condiciones geográficas hacen difícil desarrollarla pues se encuentra en una quebrada.
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CONFLICTOS EN APURÍMAC
Sin embargo no todo es paz en Apurímac. En esta región la cantidad de conflictos sociales, desacuerdos entre la población, las autoridades y el sector privado son mayores incluso que en Áncash y Cajamarca.
Buena parte de estos son catalogados por la Defensoría del Pueblo como conflictos socioambientales. El 10,4% de los 211 conflictos registrados por esta entidad se ubican en Apurímac, en uno de ellos, la comunidad campesina de Tiaparo, distrito de Pocohuanca, provincia de Aymaraes, exige a Southern Peru Copper Corp. información sobre los trabajos exploratorios que realiza en la zona.
En otro, la comunidad campesina de Tapayrihua, distrito de Tapayrihua, provincia de Aymaraes, denuncia el “uso irracional del agua para el proyecto minero Los Chancas”. En un tercero, un sector de la comunidad campesina San Juan de Chacña no permite la actividad extractiva porque “el uso de material explosivo pondría en riesgo a los comuneros”.
No todos los conflictos se originan por desinformación o desconocimiento de la actividad minera. También por descuido de la propia empresa. La comunidad de Huanacopampa, provincia de Chahuahuacho, provincia de Cotabambas, que no rechaza la minería, expresó su disgusto porque First Quantum Minerals no cumplió con, según ellos, algunos compromisos acordados: la instalación de un sistema de riego por aspersión, el pago de la deuda por el uso del agua, el alquiler por el terreno para el campamento y la culminación de un centro educativo.
José Luis López Follegatti, experto en conflictos sociales y diálogo afirma que en Apurímac el proyecto Las Bambas ha reforzado para bien el sistema de cómo se debe hacer una inversión minera de tales magnitudes: primero la inversión preventiva y social, luego lo demás, a través de los fondos de privatización, tal y como ha hecho el Estado con Las Bambas y otras.
Para López Follegatti, Apurímac ha recibido bien la inversión minera. “En general, el tono no es la resistencia [de la población contra la minería]”, amplía Follegatti. “La excepción es Los Chancas, donde luego de muchos años aún no se llega a un acuerdo porque no hay una buena voluntad por ambas partes. Pero ya hay una práctica de buena convivencia empresa-comunidad”.
IMPACTO POSITIVO
Sobre la base de la promesa de inversión minera se han desarrollado varias predicciones. En el 2012, Centrum Católica publicó una investigación sobre la región Apurímac. En ella se afirma que, al 2025, en Apurímac no habrá analfabetismo, la pobreza se reducirá a la mitad de la que existe hoy, la agroexportación será una de las actividades que más empleo generará y el turismo cobrará mayor fuerza. En el estudio también se dice que Apurímac se convertirá en la primera región exportadora de metales básicos del país.
Otras aproximaciones indican que Apurímac, en el 2019 será la tercera región productora de metales, si es que proyectos de Cajamarca y Arequipa prosperan. De no hacerlo Apurímac será la futura estrella.
Apurímac no es territorio virgen para la minería. Hubo un tiempo en que en la región se explotó una mina. De la provincia de Grau, se extraía oro de la mina Ccochasayguas, que paralizó sus actividades a la mitad del siglo anterior. Hoy estaría ad portas de abrir una nueva etapa de producción de la mano de la minería moderna, se espera que los resultados sean positivos y que sirvan para la mejora de esta región, que es aún, una de las más pobres del país.