El Perú cuenta con condiciones geoestratégicas únicas, sustentadas en su carácter simultáneamente andino, amazónico y oceánico. Estas características lo han convertido, a lo largo de su historia, en centro neurálgico para actividades logísticas y comerciales, como que fue el centro del Imperio Incaico y capital del virreinato español.
El panorama económico internacional está marcado hoy por la competencia estratégica entre EE.UU. y China. En este contexto, las inversiones chinas en países de la región se han multiplicado, especialmente en el Perú, y en sectores claves como minería, electricidad e infraestructura.
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Un ejemplo de ello es el mega-puerto de Chancay, que con una inversión inicial de US$1.500 millones y una proyección total de US$7.000 millones convertirá al Perú en un hub logístico continental que permitirá traslado más rápido de productos hacia el Asia, incluyendo la posibilidad de que Brasil utiliza también esta ruta por el Pacífico peruano, ello nos posicionaría como el principal puerto del Pacífico para el comercio con China y otros países asiáticos. Además tenemos los puertos de Callao (APM Terminals, Dubai Ports), Salaverry, Matarani (por confirmarse ampliación de US$400 millones), etc.
El Perú se ha consolidado como un aliado importante para EE.UU. Este 2024 marca el aniversario 15 del tratado de libre comercio (TLC) entre ambos países, que ha permitido más que duplicar el comercio bilateral y consolidar a EE.UU. como principal destino de nuestras exportaciones no tradicionales, especialmente agrícolas. Me tocó negociar y firmar como ministro de Comercio Exterior y Turismo, este histórico TLC que es la plataforma para los otros 21 acuerdos comerciales vigentes, y que representan el 91% del comercio exterior peruano y el acceso a 58 mercados.
El Perú, con una inversión creciente de US$9.200 millones, es el cuarto mayor receptor de capitales estadounidenses en América del Sur. Existen condiciones para una nueva ola de inversiones hacia el Perú.
El Perú es un país minero: somos el segundo productor mundial de cobre y zinc, el segundo de plata y oro en América Latina. Además, poseemos la cuarta reserva más grande de litio en Sudamérica. Nuestros Andes cobijan ocho de los 17 minerales críticos identificados para la transición energética global, el país cuenta con un portafolio de inversiones de US$39.000 millones solo en proyectos cupríferos y US$54.000 millones en todo el sector minero.
Recientemente, el Perú se ha unido al Foro de la Asociación para la Seguridad de los Minerales, iniciativa promovida por EE.UU. y la Unión Europea que incluye otros 29 países de los cinco continentes, a fin de promover la inversión minera. El Perú también cuenta con abundantes recursos renovables, como la radiación solar y la energía eólica, ideales para la producción de hidrógeno verde.
Es urgente para aprovechar nuestro potencial reducir esa brecha de infraestructura de US$140.000 millones. Ello representa un desafío, pero también una oportunidad. Se planea adjudicar 53 proyectos por más de US$10.300 millones entre el 2024 y el 2026. El Perú ha sido el primer país de la región en unirse a la iniciativa Blue Dot Network, promovida por la OCDE y EE.UU., que apuesta por fomentar proyectos de infraestructura de calidad y sostenibles en el tiempo.
El Gobierno Peruano ha anunciado un estudio de carga potencial para evaluar las oportunidades de desarrollo del puerto de Corío en Arequipa, que tendría una capacidad similar al de Chancay, si se considera el corredor minero del sur y la carga proveniente de países vecinos como Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y Argentina. Bajo análisis está la posibilidad de un puerto aeroespacial y el desarrollo de un ‘hub’ tecnológico sobre la base de nuestro desarrollo logístico, lo que incluiría parques industriales y mejoras en la capacitación.
En este contexto, el potencial del Perú aparece fortalecido a escala internacional; debemos también aprovechar la tendencia a la reestructuración estratégica de las cadenas de suministro globales, que abre la posibilidad de relocalizar capitales y empresas en zonas geográficas cercanas mediante procesos como ‘nearshoring’ y ‘friendshoring’, y sacar el máximo provecho del auge del precio de los metales poniendo en marcha nuevos proyectos mineros y otros que estén listos para iniciarse.
EE.UU., como la primera potencia global, está llamado a ser un socio estratégico para el Perú. Las potencialidades de nuestro país, el escenario global y la transición energética podrían consolidar para el Perú un papel fundamental y estratégico en el continente.