El candidato presidencial de Perú Libre, Pedro Castillo, propone como uno de sus ejes de su plan de gobierno el inicio del proceso de una “segunda reforma agraria”.
“Lo que entendemos como segunda reforma agraria es el desarrollo rural agrario y participativo como una decisión política importante para la gestión de una agricultura con enfoque territorial y desde abajo, desde la participación movilizada de las organizaciones territoriales y locales de los productores”, se sustenta en el texto.
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Los expertos consultados por este Diario han indicado que el escenario que describe y plantea revertir Perú Libre sin duda requiere con urgencia ser atendido. Sin embargo, las medidas planteadas para ello no son recomendables.
“Nadie puede estar en desacuerdo con lo que se plantea [en Perú Libre]. El gran reto está en cómo lo llevas a cabo. Otra vez, los objetivos que se plantean son totalmente válidos y lógicos, pero el tema es cómo”, mencionó Daniel de la Torre Ugarte, investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.
SOBRE IMPORTACIONES
Una de las medidas para lograr este fin es “disminuir y reorientar la importación de alimentos, dando preferencia a la agricultura andina y orgánica, impulsando la diversificación productiva del agro”.
Juan Manuel Benites, exministro de Agricultura y Riego, indicó que prohibir las importaciones es equivalente a también suspender las exportaciones, debido a que en la actualidad nos regimos en un mundo globalizado con diversos tratados comerciales suscritos y demás.
“Si lo hacemos nosotros [prohibir importaciones], también lo van a hacer con nosotros. Ahora, ¿qué tan beneficioso es eso? Pues muy poco, sino nada. Cuando un país tiene el mercado abierto, tiene la libre disponibilidad de elegir a quién comprarle”, refirió Benites.
A su turno, De la Torre Ugarte indicó que para implementar una limitación de importaciones se deberían tomar una serie de medidas para enfrentar el desabastecimiento potencial. Uno de estos, por ejemplo, es cambiar el consumo de la sociedad y sustituir ciertos productos que no serán importados por otros cuya demanda sea cubierta a nivel nacional.
“Ante barreras a las importaciones, tendríamos que encontrar sustitutos a los productos que consumimos. La producción de granos es relativamente baja. No vamos a tener tierras destinadas a producir el volumen que necesitamos para reemplazar al trigo importado que se utiliza en la fabricación de pan, pasta y harina. Y aquí entra a tallar que la preferencia de consumo no cambia de un día al otro ni que se puede obligar a consumir cierto producto. El impacto es a toda la sociedad, sobre todo, a los más vulnerables económicamente”, señaló.
En este sentido, uno de los temas que más polémica provoca cada cierto tiempo es el de las papas importadas para abastecer al sector de comida rápida.
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De la Torre Ugarte explicó que es falso que se priorice el producto extranjero sobre lo nacional. Lo que ocurre es que para dicha actividad se requiere de un producto con ciertas condiciones, que no las cumple ninguna variedad cosechada en el país.
Sin embargo, mencionó que sí es factible ingresar a invertir en este rubro para satisfacer esta demanda, de modo que las ganancias se queden en el país.
“Para esos negocios se necesita de una papa que se adecúe a ese tipo de consumo. Pero sí se puede lograr ese tipo de cosecha en el país. Es cuestión de poner la tecnología requerida y apoyar a sus productores. Esto, incluso, ayudaría al problema de sobreproducción que se evidencia en algunos períodos en el país. Si podemos redireccionar las hectáreas de papa que son de sobreproducción para esta nueva cosecha, es un gol para todos”, refirió.
OTRAS MEDIDAS
En el último documento de Perú Libre también se apunta a “fortalecer el sistema de planificación e información agraria desde las realidades locales” y “organizar las decisiones del uso de las tierras desde los niveles locales de microcuencas”, con el fin de lograr “un ordenamiento territorial basado en el desarrollo local.
Sobre el primer punto, Benites indicó que no son recomendable las políticas de “planificación” debido a que implica que el Estado tome decisiones por el privado.
“Eso no lo observo bien. Cuando se equivoca el Estado en la toma de decisiones, por ejemplo, no siempre asume los riesgos. Ya ocurrió en los 90, cuando se impulsó en la agenda la producción del arroz por el Fenómeno de El Niño (FEN) y hay otros casos más. Más que planificación, el Estado debe ir por la orientación, sin tener tanta injerencia”, subrayó.
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En tanto, respecto al ordenamiento territorial, De la Torre Ugarte sostuvo que es una buena lectura del panorama, pero no se describe el modo de ejecución.
“Para eso se requiere fortalecer las instituciones que van a apoyar estas decisiones, que hoy son los gobiernos regionales”, dijo el investigador de la UP.
Benites, a su turno, indicó que la lectura que se debe tener es que no hay un problema de acumulación de tierra, sino de atomización de la propiedad.
“Esto afecta mucho la productividad de las personas. Es muy poco probable que con el área que tiene un agricultor pueda salir de su situación de vulnerabilidad. Por eso es que buscan otras actividades para generar ingresos y, otra vez, les resta productividad”, enfatizó.