Fitch Ratings mejoró el panorama de calificación de la deuda de Perú de negativa a estable. Además, confirmó la calificación de riesgo emisor (IDR) de largo plazo en moneda extranjera y moneda local del país en ‘BBB’.
En medio de una mayor volatilidad política, que provocó una recesión económica el año pasado, la formulación de políticas más sólidas ha respaldado una recuperación económica este año y ha preservado una amplia estabilidad macrofinanciera, indicó la calificadora.
“En opinión de Fitch, las incertidumbres políticas siguen siendo elevadas y restringen la recuperación de la inversión privada, por lo que esperamos que esto mantenga el crecimiento relativamente débil en torno al 2,5% durante los próximos dos años”, se lee en su reporte.
Para Carlos Oliva, exministro de Economía y expresidente del Consejo Fiscal, esta es una relativamente buena noticia, en el sentido de que el deterioro constante que venía desde el 2021, de alguna manera, se ha detenido, lo cual es muy distinto a decir que estemos bien. “La probabilidad de que estemos peor ha bajado, hemos llegado a un punto en el que las cosas están calmadas pero con grandes riesgos en el futuro cercano. Los riesgos siguen pero en los próximos meses es probable que la economía se mantenga relativamente estable”, comentó a El Comercio.
De hecho, agregó también que es bueno que se haya mantenido la nota crediticia porque a los peruanos nos da cierta calma de que no se siga deteriorando pero que los retos siguen ahí. Considera que el Gobierno debe tomar con mucha atención lo que detalla Fitch en cuanto a los riesgos, y tomar en serio las advertencias de las clasificadoras y economistas locales a futuro, principalmente en cuanto a los riesgos fiscales y a los temas institucionales. “Ahora se está cosechando el buen trabajo de los últimos 25 años en el manejo de deuda, así como de las medidas en política monetaria y la fuerte posición de reservas que tenemos. Por eso que no se cumpla con las metas fiscales llama la atención, estamos viviendo de lo que se hizo en más de dos décadas, vivimos de ese buen manejo. La llamada de atencion de Fitch es clarisima, puedes estar mejor si esto se toma en serio”, indicó.
Fitch cree que la gestión fiscal se ha debilitado y que los objetivos fiscales podrían seguir incumpliéndose, pero a pesar de este deslizamiento, proyecta que la relación deuda/PIB se mantendrá relativamente estable en niveles bajos.
De acuerdo con la calificadora, el ‘rating’ ‘BBB’ de Perú también se sustenta en una sólida liquidez externa, un historial de estabilidad macroeconómica y un marco de políticas disciplinado.
“El hecho de que haya cambiado la perspectiva indica que una rebaja en nuestra clasificación de riesgo es improbable , por lo menos, en el corto plazo. Considero que para esta mejora de perspectiva se le ha dado mucho peso a los resultados del PBI, -que se espera que cierre el año de 2,5% a 3%-, a la balanza de pagos positiva, un bajo ratio de deuda y un alto nivel de reservas. Esto nos dice que el país tiene una buena capacidad para pagar su deuda”, apuntó Enrique Castellanos, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico (UP).
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La agencia refirió que los poderes Ejecutivo y Legislativo siguen estancados en un incómodo punto muerto. Sin embargo, a pesar de la amenaza de un juicio político, la presidenta Dina Boluarte ha permanecido en el cargo gracias a su alianza con algunos partidos de derecha.
“La alianza aumenta las probabilidades de que Boluarte y el Congreso cumplan sus mandatos hasta julio de 2026, en ausencia de presiones por un nuevo malestar social. Sin embargo, el equilibrio político sigue siendo frágil y podría mantenerse después de las elecciones generales de 2026″, remarcó Fitch. Recordemos que hace algunos días, el Banco Central de Reserva (BCR) reportó que en Perú el déficit fiscal permanece en 4% del PBI por quinto mes consecutivo. Un nivel de déficit fiscal que es el más alto desde 1992, excluyendo a la pandemia, y que supera al límite del 2.8% fijado por el Congreso.
Esta decisión es una buena noticia para el gobierno peruano en dos meses, luego de que Moody’s también elevara en septiembre su perspectiva sobre Perú de negativa a estable. Ese anuncio tomó a algunos por sorpresa, después de que en abril la decisión de S&P fuera de reducir su calificación en un nivel, debido a la turbulencia política que impactaba el camino hacia reconstruir las reservas fiscales.
¿Los efectos de la inseguridad ciudadana en el país puede repercutir en nuestra clasificación a futuro? Oliva sostuvo que sí, dado que este escenario puede impactar en las expectativas de los empresarios, de la población y hacer finalmente que el PBI potencial baje. “Es un tema complejo, los efectos no se ven de un momento a otro, se van acumulando, no es tan violento como una pandemia o la elección de un candidato. En el caso de la inseguridad, los efectos se van acumulando y ahora estamos en medio de esto. Si sigue así, en seis meses o un años podría ser muy complicado”, explicó.
Castellanos resalta que temas como calidad de educación, salud e y la inseguridad que escapan de estos ‘ratings’, que se centran en revisar la capacidad del gobierno peruano en pagar su deuda, “por lo que a veces puede terminar pareciendo irónico que haya una mejora en la clasificación cuando, del otro lado, vemos que los problemas sociales o institucionales persisten”.
Nueva reforma de pensiones
Fitch se refirió a la nueva reforma de pensiones aprobada por el Congreso, que crea un sistema de cuatro pilares, añadiendo regímenes semicontributivos y voluntarios a los pilares contributivos y no contributivos existentes. Además, prohíbe los retiros de pensiones, lo que podría permitir que el sistema de pensiones privado recupere lentamente los activos después de siete retiros desde 2020 por un total de 10,7% del PIB (más de la mitad de sus activos).
“La reforma implicará un costo fiscal, pero bastante moderado según las estimaciones iniciales, de alrededor de 0,1%-0,5% del PIB en el mediano plazo”, advierte.
Respecto al PBI señaló que “se recupere en un 3,0% después de contraerse un 0,6% en 2023, lo que refleja la recuperación de las industrias agrícola y pesquera, el impulso fiscal en curso, la sólida producción de cobre y el apoyo al consumo privado proveniente de un nuevo retiro de pensiones y una menor inflación”.
En cuanto a la inversión privada ha seguido disminuyendo en lo que va de 2024 a pesar de la mejora de la confianza empresarial, y podría mantenerse en niveles moderados. “Creemos que el crecimiento volverá a su potencial del 2,5% después de 2024. La actividad se verá impulsada por la finalización de grandes proyectos de infraestructura (por ejemplo, el aeropuerto de Lima) y una demanda mundial favorable de minerales”, refirió la calificadora.
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Inflación bien contenida
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), mantuvo la tasa de política monetaria en 5,25% en octubre a pesar de que tanto la inflación general como la subyacente cayeron a 1,78% interanual y 2,64% interanual, respectivamente, en septiembre. Las expectativas de inflación para los próximos 12 meses se encuentran dentro del rango objetivo (2%+/-1%).
Nuevos proyectos mineros congelados
La implementación de algunas medidas de política a favor de la minería ha ayudado a descongelar US$2.500 millones en proyectos en desarrollo en el primer semestre de 2024, aunque los proyectos en desarrollo han permanecido estancados.
“Sigue siendo incierto si la construcción del gran proyecto Tía María comenzará en 2025. El sector está en condiciones de beneficiarse de los precios del cobre favorables y de una postura gubernamental más favorable en relación con el gobierno anterior”, señaló la agencia.
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En opinión de Fitch, Perú podría enfrentar el desafío de acelerar un nuevo y sólido ciclo de inversión minera hasta después de las elecciones de 2026, cuando podría surgir una mayor claridad sobre la dirección de las políticas.
“Las autoridades no alcanzaron la meta fiscal en 2023 y esperamos que no la alcancen nuevamente este año a pesar de haberla relajado ya. El déficit fiscal continúa aumentando en 2024 en medio de políticas fiscales más flexibles para apoyar la actividad económica, alcanzando el 4,0% del PIB en los 12 meses hasta septiembre”, añadió Fitch Ratings que proyecta que el déficit caerá al 3,4% para fin de año (por encima del objetivo del 2,8%) y que el déficit fiscal caiga al 2,5% en 2025 y al 2,3% en 2026, pero se mantenga por encima de las metas del gobierno del 2,2% y el 1,8%, respectivamente.
Deuda pública baja
La calificadora prevé que la deuda/PBI aumentará modestamente del 32,4% en 2024 al 33,4 % en 2026, aún muy por debajo de la mediana de 59 % prevista para 2026 (clasificación BBB).
“Prevemos que la deuda en moneda extranjera será del 45,7% de la deuda total para 2026, frente al 26,8% en 2019, lo que se compara con nuestra mediana de 27,5 % prevista para 2026 (clasificación BBB)”, explicó.
Petro-Perú
Fitch Ratings también se refirió a los problemas de gobernanza y rentabilidad de Petro-Perú, que representan un riesgo continuo para el futuro. Sin embargo, la deuda de Petro-Perú, que representa el 1,8% del PBI, representa un pasivo contingente relativamente pequeño para el soberano.
La posición de liquidez externa de Perú sigue siendo sólida en relación con la mediana de la calificación ‘BBB’. “Esperábamos que las reservas internacionales terminen el año en los niveles actuales de US$82 mil millones, lo que cubriría 11,3 meses de pagos externos de divisas y respaldaría un alto índice de liquidez externa de 253,9%, muy por encima de nuestras respectivas medianas de pronóstico ‘BBB’ para 2024 de 5,5% y 167%, respectivamente”, concluyó la calificadora.
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