La eficiencia en la ejecución de la inversión pública podría ser el motor de la reactivación económica tras el golpe de la pandemia del Covid-19. Los errores en la gestión de niveles subnacionales y el impulso de proyectos más allá de la infraestructura o el transporte fueron algunas alternativas planteadas en la conferencia ‘Reactivación económica e inversión pública: para una mejor recuperación’, organizada por Grade.
La inversión pública, según el Congreso de la República, es “toda intervención limitada en el tiempo que utiliza total o parcialmente recursos públicos, con el fin de crear, ampliar, mejorar, modernizar o recuperar bienes o servicios que se brinda a la población”. Es decir, se refiere a la utilización de los recursos públicos para generar bienestar a la población. Según los expositores del evento, su utilización efectiva permitiría una reactivación económica más eficaz tras el golpe de la pandemia.
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Las medidas restrictivas adoptadas para combatir el coronavirus desde el segundo trimestre del 2020 propiciaron que 6 millones de peruanos pierdan su empleo, explicó Miguel Jaramillo, investigador principal de Grade. Si bien los puestos de trabajo se vienen recuperando gradualmente, aún los sectores como el de turismo o entretenimiento siguen sin llegar a sus niveles operación óptimos. La población con edad de trabajar en Perú ascendía a más de 24 millones y la población económicamente activa superaba los 18 millones en febrero del 2020.
A esto se le suma la brecha en el sector salud respecto al aseguramiento universal ante la elevada demanda de estos servicios. Jaramillo sugirió un impulso a la priorización de la inversión pública para cerrar la brecha de asegurados y de la capacidad para satisfacer la demanda. “Nosotros proponemos como innovación una mayor atención al sector salud que asegure nuevamente la demanda prevista. La combinación de inversión pública en infraestructura y gasto en salud puede contribuir a la reactivación y al mismo tiempo atacar las tareas pendientes de de eliminar estas debilidades estructurales que tenemos como país”, señaló.
Distribuir la inversión
Asimismo, los panelistas explicaron que una limitación para la inversión pública son las debilidades en las gestiones descentralizadas, como los gobiernos regionales y locales. Según Milton Von Hesse, director de Videnza Consultores y exministro de las carteras de Agricultura y Vivienda, Construcción y Saneamiento, no hay un plan a largo plazo para realizar inversiones públicas de calidad y que, en ocasiones, se definen por “orden de llegada” de solicitudes ante las unidades ejecutoras. Esto impide dar una eficiencia para reducir las brechas y la pobreza.
“Aquí hay una visión más micro sobre lo que debe ser el círculo de inversión. No hay una visión de desarrollo territorial. No se selecciona un portafolio de proyectos orientados directamente a cerrar brechas”, advirtió Von Hesse. Además, señaló que en las regiones con más recursos, como las que reciben canon minero, se encuentran más casos de corrupción. “En regiones que tienen más canon se ha detectado más corrupción. Hay 17 exgobernadores regionales sentenciados, procesados o bajo investigación en Perú, de Áncash, Cusco, Cajamarca, Piura y Loreto”, indicó.
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Al respecto, Luis Miguel Castilla, también directo de Videnza y exministro de Economía y Finanzas, concluyó que la calidad de la inversión pública también depende de a qué nivel de gobierno se le asignan los recursos. “Hay que evaluar si la gran apuesta de la inversión pública para cerrar brechas hasta qué punto está condicionada a quién realiza esa inversión y cómo el proceso de descentralización efectivamente ha conducido al cierre de brechas. Claramente, en el caso de los gobiernos regionales esto no ha ocurrido”, sentenció.
Lorena Alcázar, investigadora de Grade, también resaltó que la rendición de cuentas de los gobiernos subnacionales y el papel fiscalizador de la Contraloría son otros dos puntos que afectan la calidad del gasto. Asimismo, indicó que la inversión en el nivel de gobiernos locales también queda supeditada al “sistema electoral”, ya que los nuevos alcaldes suelen iniciar sus periodos con bajos niveles de inversión, pero estos tienen impulso en su último año de gestión.
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Por otro lado, Von Hesse afirmó que hay una relación directa entre la inversión pública y la reducción de la pobreza. Sin embargo, también resaltó que debe diversificarse el presupuesto más allá de la infraestructura. “En la medida en que yo invierto mejor el impacto será mayor. [Pero] el proceso de inversiones se ha focalizado de manera excesiva solamente en provisión de infraestructura. Hablamos de la brecha de infraestructura, de cuánto es lo que falta en invertir en infraestructura, pero no hablamos de la provisión del servicio de calidad”, añadió.
Sobre la desigualdad, Miguel Prialé, socio de DEE Consultores, resaltó que si no existe un plan para reducir los niveles de desigualdad, esto condicionará los niveles de crecimiento a futuro. “El crecimiento de mediano y largo plazo se ven comprometidos sus niveles de desigualdad”, aseveró.
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