Las Naciones Unidas (ONU) prevé que el número de habitantes del planeta podría llegar a 8.500 millones para el 2030. Este crecimiento exponencial ejerce presión sobre el sector de alimentos, agroindustrias y bebidas (FAB, por sus siglas en inglés) que debe garantizar la capacidad de alimentar al mundo.
Esta preocupación incluye especialmente a América Latina por ser una de las principales regiones productoras de alimentos. Sumado a ello, la reducción de la producción agraria debido a la escasez global y el elevado precio de los fertilizantes.
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De acuerdo a una encuesta elaborada por Aon, el riesgo principal que enfrenta el sector agrícola corresponde a la volatilidad de los precios de las materias primas, mientras que la interrupción del negocio es el riesgo número 2 y los problemas en la cadena de distribución y suministro son el riesgo número 3.
“Los costos de las materias primas agrícolas en América Latina alcanzaron sus niveles más altos en los primeros meses de este año debido a los factores naturales, económicos, sanitarios y políticos, alta inflación, crisis del agua, la pandemia, problemas con el transporte internacional y también la coyuntura política en Europa del Este”, indicó Paulo Vitor Rodrigues,Food, Beverage and Agribusiness Industry Specialty leader, Latin America de Aon.
“Sumado a esto, actualmente nos enfrentamos a una alta escasez de fertilizantes, uno de los principales insumos para la producción agrícola, aumentando así los costos de producción y elevando aún más los precios de los commodities”, añadió.
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En el caso específico de Perú, el elevado precio de los fertilizantes impactará directamente en la productividad de los agricultores, situación que podrá verse parcialmente mitigada por proveedores locales cuya cercanía con agricultores y capacidad logística los habilitaría para cubrir más del 50% de la demanda de urea de forma inmediata, según lo dicho por la Cámara de Comercio de Lima en días pasados.
Por otro lado, el riesgo cibernético corresponde al riesgo número 5 y se manifiesta generalmente con la interrupción del negocio. El sector de alimentos, agroindustria y bebidas (FAB) es objeto de ataques por parte de los ciberdelincuentes, con un aumento de casi el 400% en los ataques de ransomware (secuestro de datos) en los últimos dos años en todas las categorías.
“Con el desarrollo de la tecnología y la llegada del 5G, estamos atravesando la digitalización de la agricultura, la llamada Agricultura 4.0 o agricultura de precisión. También todos los días nacen nuevos startups para el agro, llamadas AgTechs, con la misión de ayudar a través de la tecnología a resolver varios desafíos del productor, como: aumentar la productividad reducir los desperdicios, el impacto ambiental y los costos, así como el uso de una logística más eficiente. Este movimiento implica la digitalización de la cadena productiva, que deja de ser un diferencial y se convierte en un factor crítico y de éxito para los productores, sin embargo, trae consigo nuevos riesgos, incluido el cibernético”, explicó Rodrigues.
“Nuestro escenario actual es impredecible. Las amenazas conocidas, como el cambio climático y la pandemia, acompañan a los desafíos emergentes, como la seguridad de los datos, la interrupción de la cadena de suministro, el aumento de los activos intangibles y la creciente brecha entre la salud y la riqueza. En este entorno de alta volatilidad, es fundamental que las empresas dispongan de un buen mapeo de todos sus riesgos y un plan de gestión para poder hacer frente a todas estas exposiciones y, en caso de incidencia, retomar su actividad en el menor tiempo posible”, agregó.
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