Durante dos décadas, el Perú logró reducir gran parte de su pobreza gracias a un significativo crecimiento económico. Sin embargo, la pandemia de la COVID-19 frenó estos avances en el país y provocó que cerca de dos millones de personas cayeran en la pobreza: hoy hay más personas pobres y vulnerables que antes de la crisis, y la mayoría de ellas vive en áreas urbanas, señala el nuevo informe del Banco Mundial “Resurgir fortalecidos: Evaluación de Pobreza y Equidad en el Perú” dado a conocer hoy.
Entre 2004 y 2019, la pobreza se redujo de 59% a 20% principalmente por el impulso del crecimiento económico, aunque esta cifra aumento a 26% en 2021 a consecuencia de la pandemia. No obstante, muchas de las personas que salieron de la pobreza permanecieron en la zona de vulnerabilidad: cuatro de cada diez peruanos están en riesgo de caer en pobreza, el nivel más alto desde 2004, indica el informe.
La crisis también aceleró la urbanización de la pobreza. Hoy en el Perú, siete de cada diez pobres viven en áreas urbanas. A pesar de ello, los pobres rurales todavía son más pobres que los urbanos.
“Resurgir fortalecidos: Evaluación de Pobreza y Equidad en el Perú” es uno de los diagnósticos que el Banco Mundial realiza en los países en desarrollo, con una perspectiva de mediano plazo. Analiza las vulnerabilidades de las mejoras sociales en el Perú y ofrece recomendaciones de políticas públicas dirigidas a avanzar hacia el desarrollo inclusivo y la prosperidad compartida.
“La reducción de la pobreza en el Perú en las últimas dos décadas ha sido destacable, sin embargo, hoy siete de cada diez peruanos son pobres o vulnerables de caer en la pobreza”, indicó Luis Felipe López-Calva, director global de Pobreza y Equidad del Banco Mundial, “Perú necesita recuperarse plenamente del impacto de la pandemia, ahora tiene la oportunidad de reducir la fragilidad social y avanzar hacia un crecimiento más equitativo y sustentable”, añadió López-Calva.
- Impulsar el acceso a servicios públicos de calidad. Aunque en las últimas dos décadas hubo mejoras en el acceso a servicios básicos, aun así, casi el 60% de los hogares peruanos carecen de uno o más servicios esenciales como agua potable, saneamiento, electricidad e internet.
- Afrontar la alta informalidad y precariedad laboral: tres de cada cuatro trabajadores son informales y la calidad del empleo ha empeorado a raíz de la pandemia, lo que repercute en la capacidad redistributiva del sistema fiscal. Solo ocho de cada 100 trabajadores tributan directamente sobre sus ingresos laborales, mientras que la mayor carga de recaudación está en el Impuesto General a las Ventas (IGV).
- Cerrar las persistentes brechas de género para impulsar el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. En las últimas dos décadas, las mujeres no aumentaron su tasa de participación en el mercado laboral con respecto a los hombres (cerca de 20 puntos menos). En promedio las mujeres tienen empleos de menor calidad y de productividad más baja.
“Corregir el rumbo requiere impulsar el crecimiento por encima de la senda actual”, remarcó Pilar Maisterra, directora interina del Banco Mundial para la región Andina. “Para que este crecimiento sea inclusivo y centrado en mejorar la capacidad productiva de la población más pobre, se debe impulsar el empleo de calidad y la participación laboral de las mujeres, así como mejorar la gestión de recursos y la capacidad de implementación de los gobiernos locales y regionales”, agregó Maisterra.
Para resurgir fortalecidos de la crisis, en el corto plazo, es imprescindible recuperar las pérdidas de capital humano causadas por la pandemia, especialmente en la recuperación de aprendizajes, condiciones laborales y de salud. De cara al futuro, se necesitará actualizar los sistemas de protección social para responder a la creciente urbanización de la pobreza y a la vulnerabilidad ante nuevas crisis, que serán cada vez más frecuentes en el contexto del cambio climático.
- El crecimiento del PBI entre 2004 y 2019 contribuyó con el 85% de la reducción de la pobreza en el mismo periodo.
- Luego de la pandemia por COVID-19, la pobreza aumentó y 2 millones de peruanos cayeron en pobreza entre 2019 y 2021.
- Hoy 2 de cada 5 peruanos vulnerables están en riesgo de caer en pobreza, el nivel más alto desde 2004.
- El sistema tributario y de transferencias del país tiene una capacidad redistributiva menor comparado a otros países de ingresos altos-medios.
- La probabilidad de caer en la pobreza se duplica ante desastres
Se necesita abordar los factores que limitan la capacidad de los pobres para salir de la pobreza y que permitirán mejorar la productividad del país. Para ello, es importante impulsar la participación laboral de las mujeres, revisar los regímenes tributarios y legislación laboral para impulsar la creación de empleos formales y de calidad, y aumentar el acceso de la población y de las microempresas al sistema financiero.
A su vez, es momento de priorizar la inversión pública en la provisión de servicios de calidad y eso requiere mejorar la gestión de recursos y la capacidad de implementación de los gobiernos locales y regionales.
En el corto plazo, es imprescindible que se recuperen las pérdidas de capital humano causadas por la pandemia, especialmente en resultados de aprendizaje en la educación, laborales y de salud.
De cara al futuro, será muy importante que se actualicen los sistemas de protección social para responder a la creciente urbanización de la pobreza y a la vulnerabilidad ante choques, que serán cada vez más frecuentes en el contexto del cambio climático.
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