En el 2015, Diego Valdez, fundador y gerente general de The Safe Storage, encontró un terreno con una forma inusual al que, junto a sus socios, querían sacarle el mayor provecho. Luego de muchas ideas, decidieron traer un concepto en ese entonces nuevo en el país: el ‘self storage’, un segmento de la industria de almacenes muy desarrollada en Estados Unidos y que, luego de un estudio de mercado, identificaron como demanda no atendida en el país.
Así, en 2017, inauguraron su primer local ubicado en Camino Real, San Isidro. Su segunda sede abrió sus puertas a mediados del 2022 en el mismo distrito y ambas suman un total de 10 mil m2 arrendables con poco más de 600 almacenes.
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Su oferta es de depósitos desde 1 m2 hasta los 25 m2 y, en algunos casos, cuentan con espacios más grandes hechos a la medida del cliente, cuenta Valdez. Actualmente se encuentran con un nivel de ocupación del 90% en su primer local y del 60% en el segundo, habiéndolo abierto hace solo un año, una cifra muy positiva pues, asegura Valdez, normalmente tarda entre 2 y 3 años estabilizarse -tener una ocupación arriba del 85%-.
Las opciones que ofrecen se dividen en Safe keeper, de hasta 1,8 m2, ideal para maletas, artículos de valor, menaje del hogar; Guardian, de hasta 4,5 m2, para inventario empresarial, ropa fuera de temporada y donde caben hasta motos; Vigilant, de hasta 8,6 m2, ideal para mercadería, archivos, muebles o colecciones privadas; y Protective, de hasta 28 m2, ideal para material publicitario, colecciones y archivos grandes, etc.
Según Valdez, las categorías son referenciales pues la forma del depósito está orientada a lo que se requiera guardar. “Puedo alquilar un depósito de 6 m2 que sea de 2x3 o de 1x6″, explica.
Valor Agregado
Además de alinearse a las normas internacionales de self storage, más exigentes que las normas de almacenaje peruanas, los edificios de almacenes cuentan con control de humedad, sistema de seguridad y contratos de renovación automática por 4 semanas.
A esto, se agrega un servicio gratuito de uso de salas para reuniones y un ambiente con mesas y sofás donde el cliente puede trabajar. Esto en cada local.
Asimismo, brindan la opción de tener un depósito o mini almacén en un lugar muy céntrico de la ciudad, donde el cliente no tiene que gastar tiempo o dinero en combustible. “La mayoría de nuestros clientes está a un kilómetro [del local] y, en 5 minutos, entra a su depósito y sale”, añade Valdez.
Para Valdez, esta es una categoría con mucho futuro en Lima, por lo que está en sus planes expandirse a San Borja y Breña y, más adelante, a provincias.
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