RAFAEL FERNÁNDEZ STOLL
Conocí a Fritz hace más de 20 años en casa de nuestra querida amiga Mayu Hume, él, recién llegado de Londres, para apoyar las reformas iniciadas en los 90. A punta de trabajo duro y coherencia Fritz se convirtió en un motor de las reformas que cambiaron la suerte de nuestro país.
COHERENCIA EN EL PENSAMIENTO Y ACCIÓN
Las amistades son afinidades y nosotros teníamos muchas en común, el fútbol, la música , el gusto por la conversación y las discrepancias. Nos hicimos amigos inmediatamente.
Siempre admiré en Fritz la coherencia entre su pensamiento y su acción, su rebeldía contra el abuso del poder, la corrupción y la mediocridad, y su valentía para defender sus ideas.
Su trayectoria en el periodismo fue impresionante; siempre leal, siempre independiente, Fritz fue un líder en “Perú 21” y después llegó el que fue su último gran reto: ser director de El Comercio. En pocos meses, logró dejar una huella profunda con la misma sencillez y eficiencia de siempre. El sentido adiós del presidente del directorio del Grupo El Comercio, los artículos de sus colegas y hasta la caricatura de Andrés Edery, publicados el lunes, después de su fallecimiento, describen muy bien la personalidad y carácter de Fritz Du Bois.La pasión por el Perú, la “U”, el rock, los Rolling Stones, las ideas liberales fueron la base inicial de nuestra amistad que fue creciendo con los años.
Compartimos con nuestras familias la amistad y luego con la llegada de Cayetana a su vida, quien inmediatamente nos conquistó con su inteligencia y sentido del humor . La llegada de sus hijos peruanos y el compadrazgo nos unió aún más.
Fritz fue un hombre de familia. Gracias a su amistad tuvimos la suerte de conocer y compartir con el ‘clan’ Du Bois Freund muy buenos momentos y entender de dónde le vino a Fritz su gran calidad humana e inteligencia.
SENTIRNOS EN FAMILIA
Con Cayetana vinieron los Aljovín, y la familia de Fritz y Cayetana se hizo más grande en todo el sentido de la palabra. Con ellos nos sentimos en familia, siempre de buen humor, y divertidos con la complicidad que mantenían Fritz y Cayetana. Tenemos muchas anécdotas, todas simpáticas, como que siempre llegaban tarde a cenar con los amigos, porque los chicos y el trabajo estaban primero, así que nos acostumbramos a calentarles la cena.
En familia y con los amigos, Fritz era enemigo de la formalidad, entre hippie y yuppie, y como dicen sus hijos londinenses, su padre nunca envejecía ... y nunca lo hizo. Le gustaba caminar y cuidaba mucho su alimentación, era casi vegetariano, era feliz junto al mar. Admiramos siempre su integridad , su compromiso, su coherencia, su valentía y, sobre todo, el profundo amor que tenía por Cayetana y por sus hijos.
Nos harás mucha falta, querido ‘Fricho’.