Son las once de la noche en Cádiz y Marco Martos, miembro de la Academia Peruana de la Lengua, quien intervino directamente en la organización del fracasado congreso en Arequipa, llega a su hotel con una sonrisa. Fue el final de meses de incertidumbre. La Ciudad Blanca había perdido su condición de sede de la novena edición del Congreso Internacional de la Lengua Española, por “los conocidos sucesos en Perú”, y vio cómo Cádiz embanderaba su ciudad para tal fin. ¿Arequipa, nueva sede? le preguntamos tras hacerle la guardia. “Con el corazón alegre, informo que sí”, afirma el poeta. “Se acaba de aprobar y de manera abrumadora, sin oposición, que sea la nueva sede del décimo congreso”, añadió.
La nueva cita será dentro de tres años, en 2026. ¿Qué deben hacer las autoridades peruanas? Para el académico, lo mismo que se estaba haciendo para la soñada cita este año: prepararse con mucho cuidado, conseguir los fondos a tiempo y trabajar para que su realización sea como todos deseamos. “De hecho, el haber estado en la organización del congreso casi hasta el final, nos ha dado mucha experiencia a quienes formamos parte de esto. Por eso yo diría que el congreso en Arequipa va a ser un éxito absoluto”, recalcó Martos.
Horas antes, las posibilidades de Arequipa para un nuevo congreso estaban en debate. En la inauguración, el Rey Felipe VI había hecho votos porque la cita se llevara a cabo en la ciudad peruana en los próximos años. En la clausura, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, manifestó el mismo deseo: “Nos hemos traído una ciudad del Perú a Cádiz. Poder llevarnos Cádiz hacia el Perú, sería maravilloso”, dijo al auditorio.
Sin embargo, aún hacía falta que los miembros de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) deliberaran. Y el pesimismo venía de presiones y sospechas políticas. En la clausura, el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, sorprendió al confesar que, terminado el congreso, aún no se sabía qué ciudad tomaría la posta. “No nos ha dado tiempo para que los miembros de la ASALE podamos deliberar”, confesó. La reunión se hizo esa misma noche.
El congreso en cifras
En la ceremonia de clausura, los números del balance del congreso los ofreció Carmen Pastor Pillado, su secretaria general. Del 27 al 30 de marzo, en el CILE Cádiz participaron más de 1300 personas entre ponentes, inscritos, invitados, periodistas y autoridades. Más de seis mil personas vieron el congreso través de sus pantallas, atentos a los debates emitidos en directo. Con la premura del cambio de sede, los organizadores tuvieron que gestionar 296 pasajes de avión, para traer a invitados de 29 países en menos de dos semanas. Fueron 263 ponentes que debatieron sus reflexiones sobre el mestizaje y la interculturalidad, en 13 sesiones plenarias y 44 paneles paralelos.
A lo largo de cuatro días, se señaló lo valioso que supone ser una lengua mestiza para el español (o el “ñamericano”, provocadora propuesta del escritor argentino Martín Caparrós para renombrar el idioma). Una lengua policéntrica que puede ser poderosa y dominante frente a las lenguas originarias de Latinoamérica, pero también minoritaria en Estados Unidos. Se habló también de la interculturalidad en la educación, en el bilingüismo como característica de la mitad del planeta, de neuroderechos, de la importancia de un lenguaje administrativo y jurídico claro y accesible como derecho fundamental de la ciudadanía, de la necesidad de armonizar los conceptos jurídicos en Iberoamérica, así como otras problemáticas del español en el cine, el periodismo, la gastronomía o la ciencia. En la ciudad se multiplicaron las exposiciones y los conciertos, las obras de teatro y los recitales de poesía, las presentaciones de libros, las cajoneadas (en las que incluso participó el rey) o sesiones de rap. Actividades académicas y culturales que se desarrollaron en 28 magníficos espacios, dispuestos por la Universidad de Cádiz y su ayuntamiento.
Ahora volvemos a tener la oportunidad que la fiesta de la lengua venga a animar las ideas en nuestro país y que nos haga creer que sentarse a debatir es posible. García Montero planteó una sugerencia interesante: que la ciudad de Cádiz, que tuvo que preparar un congreso en dos meses, esté también instalada en la cita mistiana del 2026. ¿Es esto factible? ¿Cádiz puede desarrollar un vínculo con Arequipa en tiempos de congreso?
“No solamente durante el Congreso”, dice Marco Martos. “Ese vínculo podría empezar desde ahora. Cádiz es una ciudad que está en el corazón de América. Es un viaje de ida y vuelta interminable, que une a todos los países de América con España” añade. Las autoridades de Arequipa tienen una nueva oportunidad para darle continuidad al proyecto del CILE 2026. Pero no se trata solo de la Ciudad Blanca, sino de todo un país. Una República que vuelve a firmar un compromiso de Estado, comprometida en un evento que inspira debate y reflexión. Algo que necesitamos con urgencia.
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