VERÓNICA ZAVALA LOMBARDI
Gerenta general de la Oficina de Planeamiento Estretégico y Efectividad del Desarrollo del BID.
Una de las peores cosas de vivir fuera es que cuando ocurre algo tan dramático, como la pronta e imprevista muerte de Fritz Du Bois, una no puede abrazar a la amiga doliente para expresar nuestro cariño y solidaridad en esa hora oscura. Una no está para compartir con amigos comunes anécdotas y tratar de buscarle, ilusamente, sentido a lo que no lo tiene.
Al mismo tiempo, estando aquí en Washington, y siendo una peruana relativamente visible en estos pasadizos multilaterales, he recibido muchas reflexiones y comentarios de personas que trabajaron con Fritz en sus tiempos en el Ministerio de Economía, en el Instituto Peruano de Economía y que, incluso, siguieron buscando sus aportes cuando ya su vida profesional había migrado al periodismo.
RECUERDOS FRATERNOSUn colega del Banco Mundial, que acompañó al Perú en las reformas económicas de los 90, me decía que Fritz fue una contraparte muy especial: no solo sabía lo que el Perú necesitaba con gran claridad, sino que sabía lo que quería de cada multilateral y manejaba todo con gran empuje y jovialidad. Eso hizo que lograra convocar a los mejores técnicos de los multilaterales para aportar a las reformas que impulsó. Otra colega del BM resaltaba su audacia y visión estratégica por esos años, y que luego los distintos equipos que trabajaban con Perú seguían consultándolo.
Aquí en el Banco Interamericano de Desarrollo los comentarios de los colegas con quienes conversé fueron en la misma línea, aunque hay una reflexión que creo que es importante resaltar: Fritz era un impulsor de reformas, y tenía pasión y un sentido de urgencia enormes, pero supo evitar que esa urgencia se convirtiera en soluciones efectistas, populistas o inconsistentes en el largo plazo.
Esa mezcla de compromiso con el país y rigurosidad escasea en el Perú y en la región y eso es algo que, honrando a tan especial servidor, deberíamos cultivar.
UNA FIGURA CABAL E INCANSABLEFritz era una persona incapaz de mentirse a sí mismo o de mentirle a los demás. Veía la realidad como la veía. Cuando ocupé la cartera de Transportes, cada vez que busqué su consejo recibí de él la más descarnada mirada de la realidad, y al mismo tiempo ideas para comunicar mejor o para pensar algo que había dejado de lado. El halago fácil no estuvo nunca en su repertorio.
Recuerdo un comentario que le oí decir hacia 1998 cuando dejó el Ministerio de Economía y Finanzas. Para entonces, Fritz había estado en el tablero de control del MEF larguísimas jornadas, desde hacía siete años. Todos sabíamos que llegaba temprano, usaba el tiempo en el auto para trabajar y salía muy tarde en la noche. El hecho es que comentó, asombrado por todas las construcciones nuevas, edificios modernos, tiendas llenas y demás, que de alguna manera él no había registrado. Si pues, había estado absorto, trabajando con ánimo de misionero en encarrilar nuestra economía y lo hizo.
Gracias Fritz.