Hace 45 años se suicidó Alejandra Pizarnik, una de las poetas argentinas que más ha influido en la creación contemporánea, hasta el punto de convertirse en un mito. Su infancia difícil, sus depresiones, su adicción a las anfetaminas, sus relaciones con otras mujeres y su suicidio a los 36 años alimentó esa leyenda. Más allá de ello, la autora de Árbol de Diana y La condesa sangrienta dejó una obra personalísima, marcada por los temas que siempre le interesaron: la existencia, la soledad, la locura y la muerte. En la madrugada del 25 de setiembre de 1972, se tomó 50 pastillas de Seconal. No volvió a despertar.
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