Alejandra del Valle (Lima, 1978) reedita “Estrella doble” 20 años después de su primera publicación y apuesta por el libro como objeto y la poesía como un camino para la reconexión del hombre con la naturaleza.
1. El poema tiene dos constantes: las oposiciones y las referencias a elementos de la naturaleza. ¿Te planteaste el poema como un ejercicio de variaciones del significado de estos elementos naturales, como peces, piedras, o el sol?
El poema nace y lo recibo como es. Luego lo cuido y lo protejo. Finalmente, cuando ya es fuerte, lo dejo ir. Así puede encontrarse con personas que ven en él variaciones y oposiciones. O que ven en él el color del sol y el color de la noche reflejada en el agua.
2. ¿Consideras a la oposición o la contradicción como una característica inmanente de la realidad?
La gravedad nos permite caer y nos permite estar suspendidos en el universo. Cómo la experimentamos es una cuestión de escala y de relaciones; podemos vivir el mismo fenómeno de maneras opuestas según nuestra posición en relación a ese fenómeno. Las contradicciones las vemos nosotros; la realidad no obedece a esas categorías ni a ninguna otra cosa.
3. Hay un verso que dice: mi cabeza es un estanque / de ranas y estrellas // no pienso / reflejo. ¿Crees que en la vida moderna la razón ha mermado la conexión instintiva del hombre con la naturaleza?
El ser humano es también la naturaleza. ¿Cómo podríamos estar desconectados de ella, si no existe esa división? Es algo que recuerdas de golpe cada vez que te sumerges en el mar o en un río o en un estanque. En ese momento todo es claro.
4. Siento que en el poema anida una invitación a dejarse caer en el mundo natural como cuestión necesaria para el goce vital. ¿Lo planteaste así?
Resistir la caída impide gozar de la sensación de vuelo. Resistir las olas impide flotar en el movimiento.
5. El poema fue publicado en el 2000 en una edición que no salió a la venta. ¿Qué te impulsó a publicarlo nuevamente y ponerlo esta vez a disposición del público? ¿Cómo fue el proceso de volver a un texto que escribiste hace 20 años?
Arturo Higa me invitó a publicar nuevamente estrella doble; él quiso volver de esta manera a su colección Álbum del Universo Bakterial, con este poemario que editó antes de que el Álbum existiera con ese nombre. Fue bonito juntar dos extremos de un hilo y atarlos. Al releer estrella doble pensando en una nueva edición se hizo evidente que, mientras que hace veinte años pulí una piedra para darle la forma de una estrella, ahora era tiempo de pulir la piedra para darle la forma de una piedra.
6. El poema solo tiene un tiraje de 100 ejemplares. ¿Eso tiene que ver con una apuesta estética o con la cantidad que consideras que puede venderse?
El 100 es un número bonito. Hay 100 personas en el mundo que tienen en sus casas este libro tan bonito gracias al diseño editorial de Arturo Higa y a su amor por la poesía. Que haya 100 estrellas dobles en el mundo es para mí un montón.
7. La edición es de libro doble. Son dos libros exactamente iguales en contenido, pero de tapas opuestas. Lo cual es un envoltorio que complementa muy bien el texto. ¿Cómo surgió esa idea?
Esa fue una sorpresa que nos regaló Arturo Higa. Me sorprendió tanto como a ustedes. Y ahora que existe no imaginaría su materialidad de ninguna otra manera.
8. ¿Qué está leyendo ahora Alejandra del Valle? ¿Algo que puedas recomendar?
Una amiga me regaló Elogio de la Sombra, de Yunishiro Tanizaki. Copié en un papel algo que dice sobre la manera de entender el brillo en la cultura japonesa y lo pegué en la pared: “No es que tengamos ninguna prevención a priori contra todo lo que reluce, pero siempre hemos preferido los reflejos profundos [...] ese brillo ligeramente alterado que evoca irresistiblemente los efectos del tiempo. ‘Efectos del tiempo’, eso suena bien, pero en realidad es el brillo producido por la suciedad de las manos.”
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