En el libro “Por qué leer los clásicos”, Italo Calvino señala: “La tentativa principal de cualquier novelista es la de hacer olvidar al lector que está leyendo un libro para que se abandone a la historia narrada como si la estuviera viviendo”.
“Las luminarias”, de Eleanor Catton (Ontario, 1985), Premio Man Booker Prize 2013, cumple sobremanera esta prerrogativa. Y es que la de Catton es, y aquí no hay hipérboles, una de las empresas más logradas de la literatura contemporánea, a pesar de su corta edad: Catton se plantea refundar la novela moderna. Elabora toda una estructura compleja en forma y contenido, basada en sus lecturas astrales y zodiacales; configura una trama lúdica, llena de misterio, con tintes detectivescos, a lo largo de 800 páginas, sin ceder nunca ante la tentación de solo entregarnos relatos sin resonancia, desencajados.
La historia se desarrolla en Hokitika, Nueva Zelanda, en medio de la fiebre del oro de 1866. Hasta allí llega Walter Moody, un joven con un pasado ensombrecido por disputas familiares, en busca de un porvenir; pero su arribo coincide con el arresto de la prostituta Anna Wetherell, lo que tiene en vilo a una docena de hombres en el salón principal de un hotel. Luego de este encuentro, cada personaje — todos están presentados en el inicio como arquetipos de los signos del zodiaco — se alejará de la novela coral para realizar un solo y exigir su rol protagónico. Debemos considerar que en la astrología el Sol y la Luna son conocidos como luminarias y también considerados planetas, en este caso personificados en Anna Wetherell y Emery Staines, la principal historia de amor y fuente espiritual del argumento.
La novela, lejos de ser luz y sombra, fuerzas e influencias interrelacionadas —“una esfera dentro de una esfera”—, se torna indispensable entre quienes discuten la muerte o resurrección de la novela, o aseguran que no hay nada radicalmente nuevo en la literatura de hoy.
Novela: “La luminarias”Autor: Eleanor CattonEditorial: SiruelaPáginas: 808Precio: S/. 103.00