En estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir, necesitamos más fuerza y optimismo que nunca para salir adelante y ver en el horizonte, más allá de los árboles, el bosque que todos juntos hemos sembrado. Veo en ese horizonte, hacia el 2026, a hombres y mujeres de la costa, sierra y selva que, a pesar de los obstáculos, han alcanzado sus metas. Veo a una nación consciente de que su sacrificio valió la pena para aprender a enfrentar todo tipo de emergencia sanitaria, orgullosa de haber implementado una verdadera revolución en materia de salud. Veo un Perú que retomó el rumbo del crecimiento económico, comprometido con el uso correcto y transparente de los recursos estatales, logrando así reducir la pobreza.
Esta es nuestra apuesta por el futuro. El tiempo es corto, pero trabajaremos sin pausa para llegar al 2026 y poder decir: fueron 5 años que cambiaron la historia. La prioridad del nuevo gobierno fue la vida de la gente, porque solo un país con vida, un país saludable, puede crecer y desarrollarse. Un sistema de salud eficiente nos permitió identificar y controlar la expansión del COVID-19 y todas sus variantes. Con pruebas moleculares cercamos y controlamos el virus. Repotenciamos el sistema de salud con camas UCI, oxígeno, equipos y medicinas. Realizamos obras de gran envergadura como la construcción de hospitales de primer nivel. Recuperamos las atenciones de otras enfermedades, sin hacer colas y aplicando la telemedicina a nivel nacional. Ningún peruano está desatendido, ni desabastecido, ni en términos de materiales, ni de personal de salud.
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Veo a padres y madres de familia llegando a casa tranquilos luego del trabajo, con la seguridad que les da un empleo formal y digno, gracias a la aplicación de grandes medidas de promoción de la inversión privada. Veo a sus hijos, felices, estudiando presencialmente en modernos colegios con la mejor tecnología. Los veo atendiéndose en equipadas postas médicas, como parte de un plan integral de obras públicas que llevó agua y desagüe a las zonas urbanas y rurales del país, y que construyó, además, veredas, reservorios y caminos. Veo a miles de familias viviendo el sueño de la casa propia, gracias a una inversión estratégica en promoción de vivienda. ¡Calidad de vida!
En el 2026, asimismo, habremos comprendido que combatir a la informalidad no era el camino, y que más bien, se hizo camino al andar por la formalidad; desarrollando una verdadera política pública de promoción de la micro y pequeña empresa, convirtiendo al Estado en el principal socio de los emprendedores.
La transparencia llegó para quedarse en la administración pública, sin corrupción. Se implementaron políticas de rendición de cuentas transversales con un sistema de control fortalecido y fiscalización ciudadana.
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Veo con satisfacción que la política de mano dura funcionó. Permitió recuperar el principio de autoridad, rescatando al país de la inseguridad y a nuestros hijos de las garras de las drogas. Veo fronteras debidamente custodiadas gracias al trabajo articulado de la policía y FF.AA. Nuestro programa Distrito Seguro está en marcha a nivel nacional. La lucha contra el crimen organizado, el terrorismo y el narcotráfico es frontal y efectiva. Además, se echaron a andar procesos de gran alcance en la implementación de cultivos alternativos.
Más allá de los árboles, veo el bosque, inspirada en esos hombres y mujeres de campo que hacen producir la tierra y sacan de ella lo mejor. Veo un 2026 con 33 millones de peruanos viviendo en democracia, implementando de forma efectiva los principios de su Constitución de 1993. Veo a la gente orgullosa de sus regiones y con altos niveles de competitividad y productividad, como resultado de un fortalecido proceso de descentralización con diversos polos de desarrollo; pero sobre todo, veo que somos una nación unida, solidaria y que permite que cada peruano alcance su realización personal en ese bosque verde que tiene el color de la esperanza, y que todos juntos hemos sembrado.
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