Un año más, la sensibilidad ante experiencias gastronómicas propuestas por los restaurantes de Latinoamérica, sumada a la subjetividad del paladar de quienes se sientan a su mesa, definirán un ránking en el que el Perú, México, Brasil y Argentina tienen fuerte presencia. Sobre la base de estas dos variantes –y ese aparato de márketing que rodea a varios chefs de la región–, la lista LatAm 50 Best anunciará hoy a los favoritos. Han llegado a Bogotá cocineros de varios países, aunque de los 21 que cubre esta premiación muchos siguen ausentes. Belice, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y Guatemala son algunos de esos destinos cuyas cocinas –aunque latinas– nos saben todavía lejanas.
La cocina es uno de los aspectos que más recordación brinda a quienes visitan un país, y en eso llevamos ventaja. En Colombia llevan años mirándonos con respeto. Más allá del sabor, según percibo, admiran la manera cómo en tan poco tiempo nuestra gastronomía se posicionó hasta hacer del Perú uno de los mejores destinos culinarios del mundo. Dicen algunos chefs colombianos que su país podría llegar a eso, “pero debemos creernos el cuento”. Tarea que empieza por comprender que la gastronomía es un abanico extenso y complejo que une lo cultural, lo económico y lo social.
Colombia ya transita ese camino. Hemos notado que algunos cocineros comunican más los productos de su biodiversidad, resaltan el valor de su regionalismo y reinterpretan sus sabores. El Gobierno ha identificado “destinos de paz” tras décadas de conflicto armado y busca enfocar en ellos la atención del turismo, proponiéndole al visitante descubrir ese tesoro escondido.Diría que la fórmula está en convencer primero al local, desde el comensal de asaderos (huariques) hasta al gourmet más viajado, porque finalmente serán sus decisiones las que validarán el rumbo hacia el ansiado despegue gastronómico.
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