Unos cuantos años antes de que su nombre apareciera vinculado al mayor cártel de la droga que opera en el país, Fernando de Olazábal Schettini aparecía en medios como participante de las principales competiciones de rally del país y del extranjero. De hecho, en el 2017 integró el equipo peruano que estuvo en el Dakar. Lo mismo ocurrió en el 2018, aunque días previos a la competición declinó. No obstante, eso no fue impedimento para que en cada evento de este tipo su nombre luciera como una de las cartas peruanas, pese a no contar todavía con la nacionalidad.
De Olazábal, de 42 años, nació en Caracas (Venezuela) pero es de nacionalidad italiana. Recién a fines de marzo del 2019 obtuvo su DNI de Perú. Es aquí donde más tiempo ha radicado y donde constituyó empresas como la inmobiliaria FDO SAC, hoy en la mira de la fiscal Marita Barreto y de los efectivos del grupo especial Orión de la Dirandro, por ser presuntamente una de las fachadas utilizadas para lavar el dinero que habría conseguido enviando droga a Europa del Este a pedido del cártel de Los Balcanes.
De Olazábal también fundó empresas como All4Race SAC, All4Drones SAC y Cai360 SAC. Todas ellas relacionadas al automovilismo y a la tecnología. Eso era parte del perfil que se esforzó en crear para el público. Una fachada que lo habría ayudado a disimular su verdadera faceta. Sin embargo, para los agentes de Orión, el piloto siempre fue un personaje del narcotráfico que cada vez se abría más espacio en el negocio a nivel local.
El archivo policial dice que De Olazábal habría empezado a traficar cocaína a fines de los noventa como ‘burrier’. Uno de sus primeros ‘trabajos’ habría sido transportar este producto a países como Alemania, España e Italia cuando apenas superaba los 22 años. Sus primeros contactos en ese mundo los hizo durante esos viajes. En Lima, habría operado primero para una banda de menor categoría que tenía su centro de operaciones en Miraflores.
Sus vínculos familiares fueron determinantes en ese proceso. Según los archivos policiales, una prima suya fue pareja de Raúl Signori Indiveri, quien fue capturado por narcotráfico hace más de diez años luego de intentar enviar droga a España. De acuerdo a fuentes de la Dirandro, la rama de los Indiveri está relacionada a la “Banda de Los Gallos” que a inicios de los años 90 enviaba ‘burriers’ a Europa. Santiago Burga Gallardy, hijo de aquella prima suya, fue el encargado de repartir el dinero a todos los que participaban en los cargamentos de Fernando De Olazábal, según las investigaciones de la policía y la fiscalía.
De esta manera, el piloto empezó sus primeras conexiones hasta que fue reclutado por los emisarios de ‘Tito’, el jefe del cártel de Los Balcanes, considerado uno de los principales objetivos de la Drug Enforcement Administration (DEA, por sus siglas en inglés).
De acuerdo a las investigaciones, el trabajo de De Olazábal consistiría en hacerse cargo de toda la parte operativa en el envío de droga: desde reclutar a sus fuerzas de seguridad, a los productores de cocaína en Perú y Colombia hasta seleccionar a las empresas de exportadoras desde donde enviaría la ilegal mercancía. Se han logrado registrar sus reuniones con el serbio Zoran Jaksić (sentenciado por narcotráfico y actualmente recluido en el penal Piedras Gordas) antes de que este último fuera detenido en Tumbes en julio del 2016. Fue con Jaksić con quien habría realizado sus primeros trabajos para ‘Tito’.
Lo último que se sabe de este piloto es que se fue a Estados Unidos una semana antes de que los agentes de la Dirandro frustraran un envío de tres toneladas de cocaína a Europa del Este a través de un contenedor de plátanos orgánicos en el Puerto de Paita, en mayo del 2019. Esta semana, De Olazábal habría organizado el viaje de su novia Giannina Cazorla a Estados Unidos, pero ella fue detenida este lunes a pedido de la fiscal Barreto y con orden judicial de por medio. Será investigada durante quince días, y por ahora permanece en una carceleta de la Dirandro.
De esta forma, el empresario se ha convertido en la probable ruta para investigar las finanzas del poderoso cártel de Los Balcanes. Solo en los últimos tres años, las autoridades antidrogas han confiscado cerca de diez mil kilos de cocaína que esta agrupación intentó enviar. Tres de ellas a través de De Olazábal y otras por intermedio del bosnio Smail Sikalo (hoy en prisión preventiva) y el serbio David Cufaj (sentenciado a inicios del 2020 a 17 años de cárcel por narcotráfico). La investigación recién está comenzando y falta aún más por conocer sobre la vida oculta de esta ex figura del automovilismo.