La discreción con la que se ejecutó el operativo disimulaba bien la dimensión del objetivo que se persigue. A la 1 de la tarde del pasado lunes 14, agentes policiales del grupo especial Orión (de la Dirandro) irrumpieron en uno de los domicilios de la residencial Isla Cerdeña en Lurín. En la casa, aún en pijama, fue intervenida Giannina Cazorla Reyes. A simple vista, parecía un arresto más a la novia de un escurridizo hombre acusado de narcotráfico. Pero en realidad se trataba del primer golpe para desbaratar las finanzas del mayor cártel de la droga que opera en el país.
No había mucho tiempo que perder. Los agentes recibieron la alerta de que Giannina tenía planeado viajar a EE.UU. esta semana para reencontrarse con su pareja, Fernando de Olazábal. Él había viajado a ese país en mayo del 2019, una semana antes del envío frustrado de más de tres toneladas de cocaína en un contenedor de plátanos desde el Puerto de Paita. La droga tenía como destino final Europa del Este. La policía evitó el envío en el llamado operativo ‘Abeja’.
Las intenciones de su novia, que ya tenía pasaje comprado, aceleró las cosas.
Ese mismo lunes, el juez Richard Concepción Carhuancho aceptó el pedido de la fiscal de lavado de activos Marita Barreto. Se dispuso la detención preliminar de Cazorla, así como de su madre, Teresa Reyes; su yerno, Hugo Muñoz Loredo; y sus socios Carlos Morales y César Montalbán. Los cinco fueron detenidos en simultáneo.
El caso comenzó dos años atrás con las primeras investigaciones del operativo ‘Abeja’. El equipo Orión, liderado por el coronel PNP Walter Lozano, estaba, con apoyo de las autoridades de Italia, Argentina, España y los Países Bajos, tras los pasos de una poderosa red de narcotráfico que enviaba cocaína de Colombia y Perú a Europa a través del Puerto de Paita (Piura) y el Callao. No se trataba de cualquier agrupación, sino del llamado Cártel de los Balcanes, liderada por ‘Tito’, quien, de acuerdo a la policía europea, controla un tercio de la droga que ingresa a ese continente.
‘Tito’, según información proveniente desde Bosnia, nació en Sarajevo y su nombre sería Edin Gacanin. Actualmente viviría en Dubai. Es un objetivo de alto perfil para la Drug Enforcement Administration (DEA, por sus siglas en inglés). No por nada responde al apelativo del ‘Pablo Escobar de Europa’. Solo en los últimos tres años, la Dirandro logró incautar cerca de 10 toneladas que ‘Tito’ ordenó comprar.
Las investigaciones indican que quien estaba haciendo las coordinaciones para enviar la cocaína en el Puerto de Paita sería De Olazábal. Él era más conocido como empresario y corredor de autos, pero en realidad es, según la policía, un prominente narcotraficante que desde muy joven había comenzado en el negocio como burrier. Sus conexiones lo habrían llevado a trabajar para el cártel de Tito.
A inicios del 2019, De Olazábal ya había podido enviar media tonelada de cocaína a Bélgica. Él se encargaba de toda la parte operativa: conseguir la droga, la seguridad y los preñadores. El dinero, de acuerdo a las investigaciones, era entregado por su sobrino Santiago Alejandro Burga Gallardy. Pero en mayo de ese año, el piloto aumentó la apuesta y quiso mandar tres toneladas procedentes de Colombia. Sin embargo, tomó conocimiento de que Orión estaba detrás de él y se fue, primero a Colombia, y luego a EE.UU.
El 25 de ese mes, se realizó el operativo “Abeja”. Se incautaron las tres toneladas y se detuvieron a 19 personas, entre argentinos y alemanes. De lo que no pudo escapar De Olazábal fue de la investigación por lavado de activos que se inició tiempo después de la intervención.
Ahora, el caso De Olazábal ha abierto las puertas para conocer las finanzas del cártel de ‘Tito’. Una muestra del poder que aún tiene esta agrupación es el túnel cerca al penal Castro Castro que se cavó para que pueda escapar el serbio Zorán Jaksić (actualmente recluido en el penal Piedras Gordas), un peligroso narcotraficante preso varias veces en este país que se encargaba de comprar la cocaína producida en el Vraem para este cartel y otros como el Grupo América.
De hecho, Orión tiene imágenes de diferentes reuniones entre De Olázabal y Jaksić antes de que este último fuera detenido en julio del 2016 en la frontera con Ecuador.
Otros dos emisarios que tenía “Tito” en Perú era el bosnio Smail Sikalo (hoy en prisión preventiva por intentar enviar 1.3 toneladas de cocaína en el 2019) y el serbio David Cufaj (sentenciado a inicios del 2020 a 17 años de cárcel por narcotráfico). Con este último, De Olazabal también realizaba coordinaciones de acuerdo a los policías.
La fiscal Barreto y los agentes sospechan que el piloto blanqueó dinero a través de compras de bienes, varios inmuebles y de sus empresas. En esta tarea habría estado involucrada su novia, su suegra y los demás personajes señalados.
Además de los arrestos del lunes, la fiscal Barreto incautó cuatro inmuebles y tres vehículos vinculados a De Olazábal. Luego de que se cumplan los 15 días de detención preliminar, la fiscal evalúa solicitar la prisión preventiva de los intervenidos. El objetivo: escudriñar las finanzas de este poderoso cártel del narcotráfico que opera en el país.