ENRIQUE VERA @kiquevera
El asesinato de la empresaria panadera María Rosa Castillo Gonzales, a manos de su hijo Marco Arenas Castillo (23), no habría sido el horrendo final de un crimen tramado con premeditación y al detalle, sino una muerte decidida la misma mañana del pasado 5 de noviembre.
Durante la primera instrucción judicial del caso, el parricida refirió entre lágrimas que ultimó a su madre al martilleo de una frase que Fernanda Lora Paz, su ex enamorada, le endilgaba en las semanas previas al homicidio: “O la matas tú, o la mato yo”.
Ante el titular del 46 Juzgado Penal de Lima, en el penal de Piedras Gordas Ancón 1, Arenas detalló que tomaba como bromas subidas de tono las insinuaciones de su ex pareja y, solo minutos antes de atacar a la empresaria, supo que aquella era una condición irrebatible para encontrar “la felicidad prometida“.
“Me hizo pelear con ella. Fue Fernanda la que me envió el mensaje con los cuatro pasos para matar a una persona sin ser descubierto y el mismo día, antes de matar a mi mamá, me llevó a comprar los guantes quirúrgicos en una farmacia cercana a mi casa”.
El parricida reafirmó que para esa fecha, el robo de dinero y joyas a María Rosa Castillo era una constante cuya autoría tenía nombre completo para la finada: Fernanda Lora Paz. Eso, dijo Arenas, fue el punto de quiebre en su relación con la empresaria.
Los montos que la pareja iba recabando con la venta de las alhajas era depositado en las cuentas que abrió Marco Arenas en dos bancos y a las que Lora Paz tenía acceso, según puntualizó la abogada Elizabeth Carmona a El Comercio.
“Marco ha declarado que la joven le pedía tener el dinero para contratar un abogado en caso él sea detenido. Al principio no le creía al punto que el mismo 5 de noviembre ambos decidieron matar a la señora Castillo”
“TAMBIÉN QUERÍA QUE ACABE CON MI PAPÁ”En otro momento de la audiencia, el homicida remarcó que parte del supuesto macabro objetivo de Lora Paz incluía el asesinato de su padre, el contador Walter Arenas. A ello habría seguido en el planeamiento, quedarse con la residencia de La Molina. Arenas aseveró que nunca dio su aprobación para ello. Nunca contemplaron fugar del país. “Yo estaba cegado, creí en eso del crimen perfecto que me decía”, repitió.
“Pero el día del crimen no es que Fernanda se quedaba afuera del cuarto de la empresaria. Entraba constantemente a ver qué pasaba. Luego se puso en la parte de abajo, adonde daba una ventana, cerca de la piscina. Desde ahí ella le hacía señas para que de una vez mate a la señora María Rosa. Apúrate, le decía”, precisó la abogada a este Diario.
Elízabeth Carmona dijo que Marco Arenas también dio cuenta de que su ex enamorada conversaba telefónicamente, y al parecer recibía instrucciones, minutos antes del asesinato. Si bien no lo indicó el homicida, la letrada dejó entrever que sería el padre de Fernanda Lora tal personaje en cuestión.
Días atrás, en diálogo con El Comercio, Carmona ya había hecho hincapié en la extraña ausencia del papá de Lora “en los momentos que debía defender a su hija públicamente” y en torno a una presunta participación en el parricidio. “En la partida de nacimiento de Fernanda el señor figura con tres nombres. Sin embargo actualmente su DNI sale con dos. Por qué estuvo comunicándose con su hija tan seguido esa mañana ¿Qué esconde? Todo se tendrá que investigar”
En las próximas horas la letrada entregará, entre otras pruebas, más mensajes de texto recuperados por la Policía del celular que el asesino regaló a Fernanda Lora. La posibilidad de que la joven haya utilizado otro teléfono móvil desde donde habría escrito más mensajes comprometedores, es ahora otra causa a confirmar por la defensa legal de Arenas Castillo.