En lo que va del año, decenas de perros han aparecido muertos en diferentes urbanizaciones de La Molina. Los vecinos, quienes prefieren guardar sus nombres en reserva, describen la situación como una matanza a cargo de un grupo de ladrones, que envenena a los canes para poder llevarse objetos de valor de las viviendas, fundamentalmente cosas con las que puedan huir rápidamente
Los delincuentes ingresan a través de los cerros, que conectan directamente con los jardines de las casas. Para deshacerse de las mascotas utilizan un potente veneno, que incluso acaba con las cuculíes que tienen contacto con la baba del animal. “Al peligro también están expuestos los niños pequeños”, señala el veterinario Francisco Bryce de la clínica Oasis.
El último mes dos perros fueron envenenados en la urbanización La Pradera, pero esta no es la única acechada por la inseguridad venida desde los cerros, vecinos de La Estancia, Rinconada y La Planicie, también han denunciado situaciones de este tipo.
El control de ingreso y salida a estas zonas es muy estricto: vigilantes, cámaras de seguridad, alarmas, etc. El Comercio comprobó que la policía patrulla regularmente las calles y los agentes de serenazgo hacen lo propio durante la noche. “De la puerta para afuera estamos seguros, pero el problema viene desde las partes de arriba”, comenta un vecino.
La Policía tiene identificada esta situación. De hecho la comisaría de La Molina capturó hace dos semanas a una banda de ladrones. Sin embargo, es complicado hacer un patrullaje permanente en las zonas altas con solo 48 agentes.
Diferente información tiene la municipalidad de La Molina, que en los últimos meses tiene registrado solo dos robos y ningún perro muerto. Según informó el gerente de seguridad, Fernando Martínez, el patrullaje de serenazgo se da las 24 horas y por estos días con énfasis en la madrugada. “Limitamos con Ate, La Planicie con Cieneguilla, Musa y Los Huertos con Pachacámac, La Pradera con Villa María del Triunfo, etc. Estamos rodeados por cerros”, señala.
En peligroLas estadísticas de la municipalidad y la policía muestran algunas diferencias respecto a las denuncias presentadas por los vecinos. El Comercio tuvo acceso a fotos y videos grabados por los residentes, en donde se ve a los perros muertos. Sin embargo, muchos de estos actos ni siquiera son denunciados, al igual que los intentos de robo por temor a venganzas.
“Hemos encontrado ‘bocado’ en varios jardines de nuestras casas. Los perros están en peligro y muchas veces los matan sin concretar el robo. Otras veces solo pasan por nuestras casas para ingresar a otras viviendas”, señala otro vecino.
Un análisis realizado por veterinarios al ‘bocado’ hallado en una de las casas, encontró grandes cantidades de fosforado (veneno para roedores) mezclado con trozos de comida.