La Municipalidad de Miraflores inició esta semana la construcción del Parque Bicentenario, proyecto que plantea intervenir 34 mil metros cuadrados del malecón de Armendáriz y que enfrenta la crítica de un grupo de vecinos que cuestionan el gasto de S/19.5 millones para la modificación de este sector de la Costa Verde.
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El alcalde distrital, Luis Molina, asegura que la obra, financiada por el Gobierno Central, busca ganar el terreno del acantilado para convertirlo en un espacio público que incluya un jardín botánico, miradores y plazas. “Es la contribución de Miraflores a todos los vecinos por el Bicentenario”, dijo ayer en conferencia de prensa.
No obstante, un grupo de vecinos cuestionan que el 17% de lo intervenido será infraestructura de cemento. De acuerdo con el expediente técnico de la obra, 5.727 m2 se destinarán para la construcción de dos plazas, tres salas, siete miradores, cinco baños, escaleras, rampas, entre otros. “Se va a perder más de 5 mil m2 de área verde con el pretexto de andenería para sostener el acantilado. Acá no hay deslizamientos porque la propia vegetación protege el talud”, dijo Estuardo Desmaison, uno de los vecinos que cuestionan la obra.
El municipio sostiene, sin embargo, que a cambio se plantarán más de 28.300 m2 de plantas de diferentes especies, que incluyen 150 árboles, cuyo costo se estima en más de S/3 millones. “El espacio actual es inaccesible y no ofrece la atracciones para una caminata. Por salud mental, tan importante por la pandemia, necesitamos espacios que nos recreen y fomenten interacción con la naturaleza”, agregó Doris Aspiazu Arévalo, sub gerenta de Desarrollo Ambiental de la comuna, quien asegura que el fomento de la biodiversidad y la educación ambiental es uno de los ejes de la futura obra que estaría terminada para agosto de 2021.
CUESTIÓN DE FORMA
El 29 de setiembre pasado, el municipio dio la buena pro de la obra al Consorcio Señor de los Milagros, conformada por Santa Victoria Ingeniería SAC y C.A.H Contratistas Generales SAC, luego de un proceso de selección que duró dos meses. Una semana después, los vecinos fueron convocados virtualmente por la gerencia de Participación Vecinal para conocer detalles de la obra. Para Desmaison y otros residentes de la zona 10 de Miraflores, de influencia directa del proyecto, “solo querían que les diéramos el visto bueno”. Ellos denuncian que no fueron consultados con anticipación para que se escuche sus opiniones y recomendaciones al diseño. La respuesta de Molina sobre este punto es que la construcción del parque era una de las propuestas del plan de gobierno con el ganó las elecciones. El documento publicado en la web del Jurado Nacional de Elecciones sí habla de un jardín botánico, pero no especifica el lugar en el que se iba a edificar.
Los vecinos afirman que no se oponen a un nuevo espacio público sino a la modificación de un acantilado que ya cuenta con vegetación. “Al frente (malecón Paul Harris) no hay áreas verdes y lo van a mantener igual. Queremos un parque, pero conservando lo que existe”, agrega Manuel Mendieta.
El arquitecto urbanista Manuel Zubiate, asesor de los vecinos, agrega que también es preocupante que el expediente técnico no incluya un estudio de impacto vial pese a que la avenida Malecón Armendáriz será el único acceso al parque. Consultado al respecto, el alcalde señala que esta no requerirá modificaciones porque “el ingreso será completamente peatonal”.
De acuerdo con Molina, la construcción del parque también se sustenta en la necesidad de estabilizar los taludes. El arquitecto Jorge Ruiz de Somocurcio opina lo contrario. Según dijo a El Comercio, el malecón Armendáriz es uno de los más estables de la Costa Verde. “Tiene una pendiente de 45 grados que no sufre derrumbes. La idea de que el acantilado sea espacio público está bien, pero van a meter demasiado cemento.”, señaló.
Alejandro Ochoa, arquitecto de UDEAL, organización que agrupa a profesionales y estudiantes de temas urbanos, señala que es importante tomar en cuenta la estabilidad del talud, pero que el diseño no debería estar sujeto a un aspecto técnico como tal. “Soluciones técnicas hay muchas, el diseño debe tener como centro si el espacio responde a la sensibilidad del malecón. La visión contemporánea busca en lo mínimo intervenir el paisaje y reducir en lo posible el uso del cemento porque va desvalorando el espacio público”, indicó a este Diario.
El urbanista recordó, además, que la participación ciudadana es fundamental para cualquier diseño de áreas públicas porque se debe responder a una visión consensuada de apropiación de espacio. Para ese fin, recomienda que el diseño de parques o puentes sea sometido a concurso público en el que se pueda elegir la mejor propuesta. “Una competencia sana pone una valla mayor al diseño de espacios públicos”, enfatizó.
PUENTE DE DISCORDIA
La primera vez que Molina se refirió al Parque Bicentenario fue en junio del 2019. En esa fecha, el burgomaestre anunció que el proyecto se complementa un puente peatonal para unir Miraflores con Barranco a través de los malecones Armendariz y Paul Harris. Se trata de un futuro viaducto de 106 metros de largo que implicará una inversión de otros 25 millones de soles. La obra aún no ha sido licitada, pero se empezaría a construir el próximo año, según confirmó el alcalde a este Diario.
Este es el punto de mayor controversia para los vecinos. “El daño paisajístico será fatal, quieren poner un puente que bloquee la vista al mar y rompa la perspectiva de una de las quebrada más hermosas”, señala Zubiate.
Lo que proponen es reubicar el puente hacia el eje Avenida Armendáriz y La Paz – San Martín, donde también podrían incluirse las plazas y facilidades para el público que se proponen para el Parque Bicentenario. Según el arquitecto, el costo sería menor y se conectaría con un punto de reunión de ciclistas y peatones.
“No estamos en contra de la conectividad, lo que no queremos es que se afecte el paisaje natural y se derroche el dinero”, agrega Elvira Mier Terán, quien vive hace más de 20 años en la zona. Ella y sus vecinos aseguran que están dispuestos a luchar por el malecón y por una de las vistas más emblemáticas de la ciudad.