La zona monumental de Barranco comprende casi el 60% del área del distrito. En los más de 3 km2 de territorio que ocupa esta jurisdicción existen 189 bienes inmuebles que forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación. Estas casonas, iglesias y monumentos de la época republicana representan el principal atractivo turístico del lugar. Sin embargo, la riqueza patrimonial de Barranco está amenazada por construcciones modernas que han afectado el perfil arquitectónico de algunas calles. Por ejemplo, en la primera cuadra del jirón Colina hace unos años se levantó un edificio para oficinas que, según los vecinos, desentona en altura y diseño con el entorno. En esa cuadra hay tres predios declarados monumentos históricos por el Ministerio de Cultura. En la sexta cuadra de la avenida Grau se está construyendo un edificio para la Sunat que ha generado perjuicios en los habitantes del edificio colindante. Las familias, que en su mayoría viven más de 50 años en Barranco, reclaman por las vibraciones y el exceso de polvo. Edgar Cuya, uno de los vecinos afectados, cuenta además que las obras están impactando negativamente en el entorno monumental de la calle. A dos casas del nuevo proyecto, en Grau 617, hay un monumento declarado que debe ser protegido. En la primera cuadra de la avenida San Martín, la construcción de un edificio de departamentos dañó la casona donde funcionaba la librería La Libre. Aunque el predio no era un monumento, este espacio cultural cerró debido a las obras. El arquitecto José Rodríguez, integrante de Barranco para los Vecinos, colectivo que defiende el patrimonio del distrito, indica que estas nuevas construcciones depredan poco a poco el atractivo de Barranco. “No solo destruyen monumentos sino estilos de vida; así Barranco va perdiendo su esencia. Se necesita una protección integral de casonas y espacios adyacentes”. —Publicidad exterior—En Barranco también se han comenzado a colocar vallas publicitarias que afectan el entorno monumental. En las avenidas Grau y San Martín, y en la calle Sánchez Carrión, El Comercio ubicó carteles tipo tótem de casi dos metros de altura. El vecino Javier Alvarado –quien junto con Vilma Gonzales promueve la campaña A mi Zona Monumental ¡Ni la Toques!– señala que estos paneles generan contaminación visual y distraen a los visitantes que quieren apreciar casonas. “No nos oponemos a los comercios, pero hay que cumplir parámetros que no afecten los ambientes tradicionales”, dice Alvarado. El regidor barranquino José Ayulo considera que el resguardo de la zona monumental no impide el progreso económico. “Por eso se necesita un plan de desarrollo urbano distrital para controlar el crecimiento sin afectar monumentos”, precisa. Sin esta planificación, el patrimonio cultural de Barranco seguirá en peligro.
VERSIÓN DE LA COMUNAVictoria Díaz, gerenta de Desarrollo Urbano de la comuna de Barranco, indica que los proyectos que se ejecutan en la zona monumental son evaluados por un comité técnico y deben cumplir con los parámetros de altura máxima (14 metros), según estipula la ordenanza 1076-2007. Díaz señala que los problemas surgidos en ciertas obras se deben a “vicios ocultos que no fueron detectados a tiempo”. Dice que “estos impactos negativos son temporales”.
Los vecinos de Barranco también están preocupados por la construcción de un restaurante en la zona marina, que puede afectar a la playa Los Yuyos, una de las más emblemáticas del distrito. Según Vilma Gonzales, vecina que forma parte del colectivo que se opone a las obras en Los Yuyos, la comuna barranquina planeaba concesionar 400 m2 de la playa de arena, para que se construyan estacionamientos y una pasarela de acceso al local privado.El sábado 20 de mayo, un grupo de vecinos hizo un plantón para defender este espacio público, donde las familias veranean y practican deportes acuáticos como surf y remo. Ante estas quejas, la semana pasada, el alcalde de Barranco, Antonio Mezarina, dijo que las obras complementarias ya no se realizarán dentro de Los Yuyos. Los nuevos planos ubican las construcciones de cemento metros más abajo. Sin embargo, Gonzales señala que los trabajos se realizarán a la entrada de la antigua playa Barranco. “Se argumenta que este no es un balneario porque tiene piedras, pero también es un espacio público. Con estas obras se afectará el acceso de los vecinos a las playas”.Otros vecinos consideran que el restaurante generará congestión vehicular e impactará negativamente en la tranquilidad de la playa Los Yuyos.