David Walter Soto Aranda, considerado por la Dirección Antidrogas (Dirandro) como un objetivo del narcotráfico internacional, fue detenido el martes en circunstancias que conducía su vehículo. El arresto se debió a un pedido formulado ante el Poder Judicial por el magistrado Eduardo Regalado Mayta, de la Tercera Fiscalía Antidrogas del Callao, quien sostiene que el detenido lidera una presunta organización que envía droga a los Estados Unidos en encomiendas.
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Al momento de su detención, Soto Aranda no opuso resistencia. Los policías lo condujeron a su vivienda, ubicada en la urbanización Los Cipreses, en el Cercado de Lima, donde se encontraba su esposa Carmen Sangama Ríos y su hija, una estudiante universitaria, quienes permitieron el allanamiento del inmueble. No se encontró rastros de droga.
La medida judicial también dispuso que se allanen otros dos inmuebles, ubicados en las cuadras 12 y 13 del jirón San Amadeo, en el distrito de San Martin de Porres, de propiedad de sus hermanas Yibes y Yudith Soto Aranda respectivamente; ambas fueron comprendidas en un proceso judicial por el delito de lavado de activos proveniente del narcotráfico. Tampoco se encontró droga.
Historia de la detención
Esta historia empezó en los almacenes del centro aerocomercial del Callao, donde la policía detectó que al interior de siete termos de agua habían escondido 2.690 kilos de clorhidrato de cocaína de alta pureza que intentaron enviar a los Estados Unidos. La ilegal carga fue ingresada por Juan Ismael Sánchez Morales, de 19 años de edad, desempleado y sin antecedentes ni referencias por narcotráfico y quien registró como destinatario: Alejandro Gutiérrez, un peruano residente en dicho país.
Los policías de la Dirandro y la DEA (agencia antidrogas de los Estados Unidos), hasta ese momento, no tenían la menor idea de quién era el propietario de la droga. Sin embargo, del análisis de los datos proporcionados por Sánchez Morales luego de que se produjo su detención, se percataron de que estaba detrás un importante capo del narcotráfico internacional.
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Luego, la policía intervino, el 22 de febrero, a Alexander Estrada Torres, de 25 años de edad, por haberle entregado a Juan Sánchez S/1.800 para que envíe la encomienda. Ambos personajes son amigos y residen en el distrito de San Martín de Porres.
Los detenidos no conocían la identidad del dueño de la droga, tan solo lo llamaban ‘Chavo’ y quien se reunió de manera separada con Alexander Estrada y Juan Sánchez en el distrito de La Victoria. La policía, con la información proporcionada por los detenidos, identificó al conocido como ‘Chavo’, se trataba de David Walter Soto Aranda, un viejo conocido de la Dirandro, según documentos policiales a los que tuvo acceso este Diario.
Los policías también detectaron que Sánchez había enviado, en el mes de octubre del 2020, una encomienda a los Estados Unidos, conteniendo prendas de vestir (hábito religioso y cordones) y detentes con la imagen del Cristo de Pachacamilla, la cual fue ingresada en la agencia DHL Express, ubicada en el centro comercial Plaza San Miguel.
Los vínculos con el narcotráfico
En el año 2010, el magistrado Orestes Milla, de la Tercera Fiscalía de Crimen Organizado, denunció a 23 miembros de la familia Soto Aranda por el presunto delito de lavado de activos proveniente del narcotráfico. Al momento que se produjo el operativo policial, David Soto huyó de su domicilio y pasó a la clandestinidad.
Según el informe policial, los hermanos Soto Aranda, nacidos en Huánuco y con antecedentes por narcotráfico, constituyeron a través de testaferros diez empresas de fachada y adquirieron 20 inmuebles en Lima, sin haber podido acreditar el financiamiento de los mismos. El documento fue elaborado a mérito de la intervención policial de la camioneta RIU-131, de propiedad de Ruth Soto Aranda, que se produjo en marzo de 2010, en la ciudad de Huancayo, donde se encontró 62 kilos de clorhidrato de cocaína.
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David Soto Aranda fue procesado y sentenciado a 25 años de prisión por el delito de lavado de activos proveniente del narcotráfico. Sin embargo, según la resolución emitida en el año 2017 por la Segunda Sala Penal de Corte Suprema, presidida por el entonces magistrado César Hinostroza, lo absolvió, pese a que las pericias contables sostenían que el entonces sentenciado y sus hermanos no podía acreditar la procedencia de los fondos para adquirir los inmuebles. El argumento del magistrado supremo fue que la fiscalía no pudo acreditar el delito fuente: “Tampoco se ha fundamento el vínculo con el delito fuente”.
Sin embargo, este personaje -que ahora se encuentra nuevamente recluido en los calabozos de la Dirandro- registra como antecedentes sentencia de cinco años en Chile por el delito de narcotráfico y el 15 de julio de 2001, la policía lo comprendió en un atestado en el que señala que los hermanos Héctor y David Soto Aranda, y el primo de ambos, Jorge Soto Ureta, forman parte de una red internacional de tráfico ilícito de drogas. En ambos procesos, también salió librado por decisión judicial.
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David Soto Aranda contó al fiscal Orestes Milla que ahorró US$ 30 mil desde niño cantando en los ómnibus de servicio público y luego decidió viajar a Chile en el año 1994, donde abrió restaurantes de comida peruana, amasando una fortuna de S/1.5 millón y retornó al Perú en el año 1998. Las autoridades chilenas informaron que David Soto nunca tuvo actividades comerciales en el vecino país, según una resolución judicial de la Corte Suprema.
Es importante mencionar que los policías a cargo de la investigación han informado a la fiscalía que los hermanos Soto Aranda fueron registrados por el grupo de contra inteligencia en el año 2011 jugando fulbito con un grupo de policías de la Dirandro, pese a que en ese momento investigaban a dicho clan familiar.