Las atenciones de salud mental en niños y adolescentes durante el 2023 han alcanzado números nunca vistos en el Perú. El Ministerio de Salud (Minsa) detalló en un informe que se atendieron a más de 1 millón de personas menores de 6 a 17 años por episodios depresivos. De ellos, más de 125 mil menores acudieron por el diagnóstico de trastorno depresivo recurrente, patología donde el paciente experimenta múltiples episodios de depresión mayor a lo largo de su vida.
El Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, calendarizado el 13 de enero, permite observar las cifras y reconocer la situación crítica de la salud mental en el Perú. La depresión es una enfermedad silenciosa que, sin un tratamiento adecuado, puede llevar al suicidio. Durante el año pasado, el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) registró un total de 345 casos de este tipo a nivel nacional.
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El investigador y doctor en Psicología, Jorge Yamamoto, señala que aún estamos viendo los estragos de la pandemia del COVID-19 en los jóvenes. Los menores de entre 15 y 17 años han vivido el confinamiento en una etapa de sus vidas en la que la interacción social era muy importante.
“La tensión de la cuarentena y la readaptación a la nueva normalidad ha generado un tal estrés que la salud mental se ha afectado en gran medida. Ha desencadenado, en primer lugar, depresión y, en segundo, ansiedad”, afirma.
El estigma continúa
Jessyca Sampe, gerenta de la División de Educación de Innova Schools, señala que muchos padres de familia aún tienen temor para hablar sobre el tema, especialmente cuando se trata de la situación de sus propios hijos.
“Hay mucho estigma de las familias hacia otros niños y adolescentes, pero también hacia sus propios hijos. Se cree que es algo pasajero y no la tratan como una enfermedad realmente. Hay mucho temor para hablar sobre el tema cuando se detecta o diagnostica, casi como si fuera una enfermedad contagiosa. Las familias no suelen avisar a la escuela cuando alguien está siguiendo un tratamiento”, expresa.
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La depresión es una enfermedad con un componente biológico y en algunos casos genético, que necesita de un tratamiento; pero aún existe un porcentaje significativo de personas que no buscan ayuda. Según la doctora María Elena Escuza Pasco, directora de la Escuela de Psicología en la Universidad Norbert Wiener, esto se debe al estigma o desconocimiento sobre los espacios de psicoterapia.
“La Organización Mundial de la Salud estima que más de 300 millones de personas viven con depresión, 50 millones de ellas están en América Latina y el 70% de ellas no recibe tratamiento. La mayoría de las veces se debe por temor al estigma, la falta de información o acceso a servicios de salud”, expresa la especialista.
¿Qué podemos hacer?
En el sector Salud, existe una saturación de los servicios de salud física, pero Yamamoto explica que la situación para las atenciones de salud mental es exponencialmente peor. Esto se debe a dos factores: la capacitación del personal y la cantidad. Por ello, el especialista resalta la importancia de potenciar los canales de difusión en medios de comunicación, redes sociales, las escuelas y desde el mismo Estado para educar especialmente a los padres de familia.
“El Estado debe tener un diagnóstico de la problemática de salud mental por regiones y hacer un plan de prevención para saber cuáles son las causas y atacarlas de raíz. Basado en esos mapas, puede generar puestos de salud mental suficientes y de calidad para cubrir esa necesidad”, propone.
Por su parte, Sampe resalta la comunicación entre padres de familia y las escuelas. Existen espacios como las “Escuela de padres” y los maestros deben estar capacitados para detectar cambios en el comportamiento de los estudiantes. Aun así, la experta en Educación señala como primordial que los padres estén involucrados y se comprometan a los tratamientos.
“La escuela tiene el rol de informarle a los padres de signos de alerta, darles la apertura para que sepan que la escuela trabaja temas de salud mental y que sus dudas serán acogidas. Y lo último, hacerles entender que sí necesitan ayuda profesional. Hay un componente biológico, físico, que también se tiene que cuidar”, explica.
Después de la alerta y el posible diagnóstico, la doctora Escuza Pasco señala que el trabajo en casa es sumamente importante para la mejora del menor. “Es importante premiar cada mínimo esfuerzo que consiga y hacerle saber claramente que nos hemos dado cuenta y cuánto lo valoramos. No deben recriminarle y debemos evitar comentarios como ‘pon de tu parte’, ‘anímate’’ o ‘no tienes motivos para estar así’”, indica.
Con la adolescencia, se suele pensar que los jóvenes buscan estar alejados de los padres. Sin embargo, existen momentos en los que estos están dispuestos a comunicarse, es ahí donde los padres deben mostrar predisposición. Por ello, es importante guiar con el ejemplo y hacer costumbre el comunicar nuestros sentimientos de una manera sana en casa.
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